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Históricamente pasar una materia requiere sacar una nota por encima de 3,0. Pero en esta oportunidad sacamos 2,9 y con la grave complicación, que no existe un supletorio o menos la posibilidad de volver a presentar la materia. Tampoco existe la posibilidad de ponderar la nota entre los demás y hacer una escala según los estudiantes.
Es verdad que existen unos estudiantes que sacaron más, como los estadounidenses, rusos, chinos y brasileros, pero como país China y Estados Unidos lideran y de lejos. En este caso, el deseable, aspiracional, pero también el que brinda tranquilidad, es que menos, es más. Entre menor sea la nota mayor tranquilidad y también significará un mayor esfuerzo colectivo.
La situación es que la tierra, es la que sufrirá un aumento de 2,9 °C. A veces no es fácil definir o explicar que significa un aumento de la temperatura promedio de la tierra, aparte de mencionar que vendrán más frecuentes e intensos los eventos climáticos; lluvias, sequías, olas de calor, granizadas, huracanes, entre otros, pero también tendremos situaciones de aumento del nivel del mar, derretimiento de glaciares, aumento de los desiertos, entre otros. Estudios de aseguradoras resaltan que los eventos hidrometeorologicos generaron pérdidas mundiales que ascienden a más de US$270.000 millones y de las cuales solo 46% estaban aseguradas, confirmado que existe una brecha de protección.
Los esfuerzos mundiales no son suficientes y las promesas de los países para cumplir el acuerdo de París hoy no se están cumpliendo.
Las emisiones globales, durante la pandemia, una época de poca movilidad, de aeropuertos cerrados, de movilidad estrictamente para temas de supervivencia, se redujeron en cerca de 5%. Dejando claro, que los esfuerzos están en las fuentes de generación de energía, en los medios de transporte asociados al comercio, procesos industriales, y en países tropicales sin duda alguna la deforestación, cambio de uso de suelo y la agricultura sin paquetes tecnológicos adecuados.
Sin embargo, lo más preocupante es el hecho que a medida que vamos postergando lo definido en el Acuerdo de París, las necesidades de adaptación son mayores, y los eventos hidrometeorológicos extremos son más intensos y frecuentes, como el Huracán Otis que golpeo tan fuertemente a Acapulco y donde los instrumentos meteorológicos no lograron generar una alerta temprana. Este trasegar lo ha entendido también los países que hacen parte de la Conferencia de las Partes, toda vez que en la pasada COP27 se aprobó el Fondo de Perdidas y Daños, pasando de una mirada preventiva (Fondo de Adaptación) a una mirada de atención de desastres.
El financiamiento climático será uno de los temas más relevantes que se discuta en la COP 28, buscar como dinamizar los flujos, pero también como hacer que cada vez sean mayores los actores y como lograr que ciudades, estados, gobernaciones, entidades financieras, provean recursos frescos y establezcan herramientas que nos hagan rápidamente pasar la materia. En los primeros días de la COP se han movilizado más de 650 millones para el Fondo de Pérdidas y Daños
En ese sentido, un sector que será relevante en próximos años será el asegurador desde una perspectiva de financiamiento del riesgo. Es claro que un seguro busca asegurar nuestro patrimonio y bajo esa premisa, en pensar que es posible asegurar también nuestro patrimonio natural, por ejemplo los bosques, como alternativa al mercado de carbono; tan cuestiono en su transparencia, definir esquemas de seguros paramétricos para manglares, arrecifes, corales, entre muchos otros ecosistemas, o incluso definir mecanismos en el impuesto predial que permitan pagar una póliza de riesgos climáticos y que sus valores varíen con el resultado de las Comunicaciones Nacionales en Materia de Cambio Climático y con la acción decidida que cada contribuyente, es decir, predios con mecanismos para cosechar agua, para reducir los consumos de energía, con medidas de adaptación contra el cambio climático, entre otros, pagarían menos impuesto y póliza.
Lo anterior permitiría avanzar en lo que el más reciente reporte de adaptación de las Naciones Unidas identifica como obstáculo una adecuada adaptación, destacando entre otras; una atención inadecuada a los contextos locales y a la apropiación, consecuencia de no contar con una participación local real a la hora de diseñar y aplicar las medidas de adaptación; la transformación de las actividades de desarrollo en medidas de adaptación sin tener en cuenta específicamente los riesgos climáticos, lo que a menudo resulta en inadaptación o en beneficios de resiliencia marginales; haber puesto el foco en una perspectiva a corto plazo y desatender los riesgos futuros del cambio climático, lo que da pie a que no se preste suficiente atención a la viabilidad a largo plazo de las soluciones de adaptación.
Si bien son temas que parecen alejados hoy de su implementación, serán alguno de los cuales estarán en el marco de la COP 28, y en los cuales participarán funcionarios del Gobierno Colombiano, de entidades multilaterales, aseguradores y reaseguradores.