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Queridas estadísticas, que herramientas tan manipuladoras ustedes son. Hoy más que nunca tenemos el acceso, más que antes, a diversas estadísticas, encuestas nacionales e internacionales, cifras y por una razón de carencia en la educación o de la manipulación de estos números, estamos perdurando su mala utilización para justificar cualquier política pública. Las estadísticas son primordiales tanto para el diseño, formulación, implementación, seguimiento, monitoreo y evaluación de las políticas públicas, pero hay que utilizarlas bien.
Observamos y principalmente durante este mes de activismo mundial para la igualdad de género, que siguen ideas, teorías tradicionalistas, estereotipos ya establecidos desde hace varios años y varias generaciones, que las mujeres representan un porcentaje menor en la fuerza laboral en comparación a los hombres. Y ¿de dónde sacamos estos dados? ¿Cuál es el contexto de la cifra? ¿Quién la elaboró, analizó y publicó? ¿Existen varias fuentes de información?
Hay que analizar y medir antes qué es la fuerza laboral y qué tomamos en cuenta en el cálculo. Trabajo remunerado, trabajo no remunerado, no olvidar por supuesto los cuidados directos (cuidados a grupos determinados: niñas, niños, personas adultas mayores y con discapacidad), cuidados indirectos (servicio doméstico, servicios de comidas preparadas, lavandería, etc).
De pronto el tiempo reconocido por las economías del trabajo remunerado de las mujeres pueden ser inferior en algunos casos, pero no estamos analizando todas las tipologías de trabajos, y sabemos, aunque todavía cuesta reconocerlo en algunos países, que las mujeres tienen muchas más tareas de cuidado que los hombres. Tenemos herramientas hoy en día para lograr la medición del trabajo no remunerado, ojalá pronto entrara en la contabilidad nacional de los países lo que significaría el reconocimiento dentro del producto interior bruto y el crecimiento económico de los países.
El rol de las estadísticas en las políticas públicas es esencial y los pensamientos de la ciudadanía cuja la manera de cómo vamos a vincular estas cifras también tiene unas repercusiones importantísimas. La interpretación de las cifras y fuentes de verificación son esenciales para no reproducir estereotipos en varias temáticas, y en particular en materia de las políticas de igualdad de género. Están víctimas ya de desafíos que siguen enfrentando las mujeres en el mercado de trabajo con la expectativa cultural sobre su papel como principales cuidadoras por ejemplo. Además, sabemos la implicación de los patrones culturales altamente significativa en la repercusión de los estereotipos acompañados ideas y cifras infundadas o sacadas fuera del contexto.
En definitiva, las estadísticas deben servir como herramientas de transparencia en las políticas públicas, hacer un diagnóstico de las diferentes realidades económicas, políticas, sociales de los países, una verdadera fotografía de situación de un país o de una temática y por eso hay que tener el cuidado en el uso de las estadísticas para la toma de decisiones. Varios países tienen que superar este desafío, particularmente en las estadísticas de género para aterrizar con la mejora de las políticas de igualdad de género, tarea pendiente aún en la agenda mundial de género.