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La expectativa del rápido aumento de la capacidad de generación renovable intermitente en el sistema eléctrico aumenta su volatilidad y requiere más flexibilidad de otros componentes. Esta condición es crucial ante un fenómeno de El Niño. La flexibilidad en general, pero la flexibilidad del lado de la demanda en particular es una herramienta muy interesante para que el sistema eléctrico pueda hacer frente a picos de la curva de duración de la carga, que sólo se utilizan durante un número muy limitado de horas, y así optimizar el costo total para el sistema. Es un reto donde se esperaría que este año entren 1.222 MW de energía solar contratada.
La flexibilidad en el Sistema Interconectado Nacional (SIN) puede venir de otra generación flexible, de la Gestión Integral de la Demanda (GID) (residencial, comercial, oficial, industria), o de almacenamiento. En un mercado eléctrico competitivo como el que anhelamos, sería más eficiente balancear la necesidad de inversión adicional de generación y transmisión, con la flexibilidad incremental de otras opciones. La señal de precios muestra claramente una escasez inminente y creciente, es decir necesitamos la disponibilidad de nueva infraestructura. Hasta lograrla, la flexibilidad inherente del sistema es la única posibilidad real en el corto plazo, para lograr el equilibrio entre la producción y la demanda. Este aprovechamiento es posible solo en la medida en que el diseño del mercado fomente la participación de todos de manera rentable. La reciente decisión de incorporación de fuentes de energía renovables intermitentes, a menudo subsidiadas, como la eólica y la solar fotovoltaica, tendrá un profundo impacto en el sistema. De hecho, esta nueva capacidad de generación, aunque importante, no es ni fiable, ni flexible, ni predecible en todos los periodos de tiempo, y por tanto, profundiza la necesidad de flexibilidad de todos los demás participantes, y se traduce en un mayor costo total del sistema eléctrico.
La flexibilidad del lado de la demanda, en especial su contribución a minimizar los picos al menor costo posible, debe fomentarse. La flexibilidad en el balance que pueden ofrecer los usuarios es amplia, ya sea a través de la respuesta directa de la demanda, de sus instalaciones de auto-generación, de la estrategia de uso de un portafolio de energéticos, de desarrollo de auto almacenamiento, de adaptación de cargas, y cualquier mecanismo que incida en su nivel y perfil de consumo. Los modelos de negocio de almacenamiento aún están en proceso de viabilidad económica y lograr una escala adecuada, y la autogeneración aún debe superar barreras para que pueda contribuir a modificar patrones de consumo. Para ese despliegue de flexibilidad de la demanda, es fundamental definir elementos importantes: debe ser voluntaria y estar remunerada de forma justa, de lo contrario, supondría un corte forzoso que destruiría el valor económico y afectaría la confianza para inversión en la industria. De hecho, los grandes consumidores industriales ya contribuyen en gran medida a la estabilidad de la red (consumo base estable y predecible) y pueden, por la naturaleza y el volumen de sus actividades, proporcionar los resultados más interesantes para la respuesta de la demanda, sin perder de vista que el primer objetivo de la industria es producir bienes. Ejemplo que sería seguido por los demás usuarios.
El potencial de la GID puede aumentar, y debería ser posible en todos los escenarios, desde el respaldo y aporte a la confiabilidad actual, hasta en el equilibrio en tiempo casi real, en el despacho y en los mercados intradiarios y, en cierta medida, incluso en los contratos bilaterales. Para los clientes industriales, pero también para todos los demás consumidores, esta participación es sólo accesible si pueden reaccionar a incentivos proporcionados. Muchos más usuarios y procesos podrían ofrecer su flexibilidad al sistema sí dispusieran de un esquema de motivación adecuado, y esquemas para contribuir a las necesidades de balance, con un menor costo para todos.
La respuesta de la demanda requiere una remuneración clara, precursora y duradera. La demanda debe ser prioritaria ante una alta penetración de generación intermitente, impredecible, y discontinua. En conclusión, la flexibilidad de la demanda es atractiva en un entorno de mercado como solución rentable para resolver problemas causados por generación poco estable. En los países en los que han surgido problemas específicos de adecuación del sistema por este efecto, como Bélgica, Gran Bretaña, Francia; la flexibilidad aportada por la demanda ha experimentado avances a muchos niveles. La aparición de nuevas funciones en el mercado, agregadores y proveedores de servicios de flexibilidad, participación más activa de los responsables del balance, y mayor demanda de productos de flexibilidad por parte de los operadores del sistema han tenido un efecto positivo en el desarrollo energético. La lección es que los usuarios podemos abrir nuestros horizontes si nos desbloquean los espacios para hacerlo ante El Niño.