Reingeniería al mercado de energía mayorista

Sabemos que la finalidad de las metodologías tarifarias del servicio público de energía es remunerar el servicio prestado, de manera que se logren desarrollar las actividades que se expresan en los componentes del costo tanto su recuperación eficiente, como en la incorporación de señales de precios competitivos cuando sea posible a lo largo de la cadena del servicio, abarcando la generación, la transmisión, la distribución y la comercialización.

En todos ellos se busca cubrir eficientemente, factores asociados a la gestión de la infraestructura que se requiere para la prestación de dicho servicio, costos que pasan por la efectividad y rentabilidad en las inversiones, la ejecución real de los mantenimientos, la operación y la administración, y por supuesto la expansión en los planes de expansión.

Esta señal económica debe ser integral, con resultados palpables, y con franca accesibilidad y calidad. Por esto, existen acciones pendientes a aplicar en el marco de política, regulación, planeación, y control que en cada uno de ellos deben adoptarse para su optimización y economía. Se requiere una solución articulada de todos los elementos de la cadena, que brinde una mejor alternativa a todos los usuarios, teniendo en cuenta que atravesamos por una situación que ha llegado a niveles insostenibles con incrementos de tarifas que implican mayores ingresos no soportados necesariamente en costos reales y eficientes, originados en la inflación y en los desacoples de inversión y resultados que recibe la demanda; lo cual afecta directamente a la población y aqueja la producción industrial.

Las acciones deben ser contundentes, estables y duraderas, con un alcance que permita corregir de raíz desbalances fundamentales. Actuando dentro de la institucionalidad y la ley, pero de manera proactiva y oportuna, que no sean medidas transitorias y de corto plazo sino estructurales, ya que debemos salir de los escenarios donde la inacción puede impactar más que la acción.

Uno de esos desbalances que se debe corregir es el actual modelo del Mercado de Energía Mayorista (MEM). Para lograr una expansión efectiva y una conexión oportuna de los proyectos, es esencial un Plan de Expansión de Generación y Transmisión creíble y confiable. Los proyectos implican retos de diseño, licenciamiento, constructivos y de puesta en operación, que requieren un mayor tiempo al que con optimismo se les ha asignado para su desarrollo. El desafío es lograr la seguridad energética, a través del impulso al desarrollo de la infraestructura nueva y del oportuno cumplimiento de la que se encuentra en proceso de construcción, proyectos que atraviesan dificultades debido a las condiciones políticas, económicas, sociales y ambientales de las regiones en las que se adelantan.

Las condiciones fundamentales del modelo se han debilitado, porque partían de unas bases que hoy ya no están garantizadas. Desde el punto de vista de mercado se partía de un concepto de desintegración vertical y horizontal en la oferta y la operación, que nació con excepciones, y se eliminó totalmente en el plan de desarrollo pasado; desde la demanda suponía la información amplia y abierta para los usuarios, y la posibilidad de actuar y escoger un prestador de servicio; institucionalmente se segmentaban las señales económicas de las ambientales; la política y la planeación de la implementación regulatoria y la supervisión, técnicamente la referenciación eficiente para lograr competencia en sectores como la generación y la comercialización; la tarificación eficiente de la transmisión y la distribución, así como definitivamente la expansión suficiente y amplia de la infraestructura para tener un sistema interconectado, enmallado y robusto que garantizaría la incorporación sin límite de la demanda y la oferta en el sistema interconectado con una señal de precios única.

Las ofertas de generación en el mercado ya no responden a la premisa que su verdadera oferta deberían ser los costos variables, sino a la escasez dado que no hay suficiente competencia y las asignaciones de expansión están retrasadas. Los proyectos eólicos y solares, asignados en la subasta de largo plazo, así como su conexión no se han hecho realidad en los cronogramas esperados. Las ofertas a gas se suponen frecuentemente con gas importado, pero la mayoría de las veces se da prioridad al gas doméstico. El modelo es inefectivo dada la falta de competencia, por esto, mientras se restituyen las bases fundamentales ya mencionadas podría ser mejor opción, aplicar un segundo mejor o segundo óptimo.

Por otra parte, en el mercado minorista, los usuarios regulados y no regulados, se daba por sentada la posibilidad que todos los usuarios, podrían movilizarse flexiblemente entre comercializadores y participar activamente en un mercado minorista soportado de un mercado mayorista competitivo, de asegurar el libre acceso a las redes para acceder al mercado sin limitaciones, y garantizar la libertad en las transacciones comerciales, en busca de un servicio con la calidad y confiabilidad, escenarios que no se han logrado plenamente.

Pensando en el usuario, debemos en todo caso revisar los criterios de riesgo, el mejor modelo de mercado, la valoración del agua y su uso, en la inclusión real de la demanda en los mecanismos de mercado, y en la recuperación de los principios, para que finalmente siempre exista la valoración de la demanda en las decisiones y en las señales económicas que se producen, y se traduzcan en tarifas sustentables para todos. Se deben ajustar los problemas de fondo, respetar los periodos tarifarios, sustentar decisiones en los criterios específicos de la ley, asegurar los planes de expansión previstos, evitar las restricciones por inversiones esperadas, aun no plenamente en operación. Confiamos en el aporte de la innovación en esta reingeniería del sector.