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La Real Academia de la Lengua define la ciudad como: “el conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas”. Esta definición contiene una mirada de espacio que debe complementarse con los actuales retos y necesidades de las personas que habitan ese espacio.
Existe una definición que data de 1961 por Lewis Mumford: “la ciudad en sus aspectos más elevados es un lugar diseñado para ofrecer los espacios más amplios para promover conversaciones significativas”. Este concepto es aún vigente dada la necesidad dialógica de sus habitantes para construir ese espacio común en el cual habitan.
En este segundo semestre la necesidad de dialogar y ser escuchados para tomar decisiones incluyentes, equitativas y justas para los habitantes de las ciudades; se ha hecho sentir en las grandes urbes de América Latina; las marchas multitudinarias, persistentes y solidarias; son ese llamado a promover conversaciones significativas para construir mejores espacios donde vivir con dignidad humana.
Este es un gran reto y factor crítico de éxito para los mandatarios de las ciudades; porque se requiere redefinir los métodos de información, participación y relacionamiento con sus habitantes y las regiones que las colindan; porque una ciudad no puede ser sostenible sino prospera el país en su conjunto.
Para redefinir los métodos de relacionamiento, Lederach propone, tener la capacidad de imaginarse relaciones mutuas, de aceptar la verdad de quiénes hemos sido, somos y seremos, para formar un contexto de interdependencia relacional, donde se sea consciente que la calidad de nuestra vida depende de la calidad de vida de los demás, así sean adversarios y donde se busque una red de relaciones.
La relevancia de tejer redes relacionales es que estas posibilitan construir ciudades solidarias, equitativas con cohesión social y por ende con convivencia pacífica y sostenibles. Estas redes se basan en la confianza, integrando a todos los actores de la sociedad para dialogar y construir soluciones conjuntas.
Nuestro futuro común, y no dejar a nadie atrás, son el enfoque de los Objetivos de Desarrollo Sostenible-ODS que, en escala de ciudad, busca territorializar los ODS para contribuir a la definición de una política urbana nacional para avanzar en 5 retos: la pobreza, informalidad y desigualdad; la educación con calidad; el cambio climático y la resiliencia urbana; alcanzar ciudades sostenibles e incluyentes; y contar con seguridad ciudadana, paz y coexistencia pacífica. Esta territorialización busca poner en el centro del desarrollo sostenible a los territorios y a las prioridades, necesidades y recursos de sus habitantes con un enfoque articulador entre los niveles global, nacional y local. Iniciativa que en Colombia lidera la Red de ciudades cómo vamos.
Para construir un futuro común, el rol de la comunicación en las entidades del gobierno y en las organizaciones, debe evolucionar y convertirse en el eje estratégico que dinamice y oriente las interrelaciones; a través de un diálogo social que permita conocer, escuchar y construir de forma colaborativa soluciones, ello permitirá afianzar una cultura de encuentro que permita recomponer la confianza y por ende la unidad. El potencial de la comunicación va más allá de la gestión mediática y es transformar realidades.