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Al finalizar 2018 América Latina y el Caribe tendrán un nuevo mapa político, seis países tendrán elecciones presidenciales: Colombia, México, Brasil, Paraguay, Venezuela y Costa Rica, además del relevo de Raúl Castro como presidente de Cuba. Así mismo, elecciones legislativas en dos países y regionales en uno. Este año se fija el rumbo que nuestros países tendrán para los próximos años por medio de la decisión que tomen los ciudadanos con su voto responsable, honesto y sobre todo focalizado en las necesidades y prioridades de los países y de la región en conjunto.
América Latina y el Caribe tienen signos de recuperación económica, según el Banco Mundial se espera que para 2020 el crecimiento sea de 2,7%., en esta región tan solo 30% de los jóvenes de 25 a 29 pueden acceder a la universidad. A nivel regional, se estima que para 2036 el número de personas de 60 años o más superará por primera vez el de niños, niñas y adolescentes menores de 15 años y la garantía constitucional del acceso a pensiones como parte del derecho a la seguridad social es dispar. Por otra parte, la desigualdad es uno de los rasgos sobresalientes de las sociedades latinoamericanas y su superación es un desafío clave para el desarrollo sostenible; los índices de desigualdad de ingresos de los países de la región se encuentran entre los más altos del mundo según la Cepal.
A este escenario se suma el medio ambiente, América Latina y el Caribe albergan algunos de los ecosistemas más primitivos y diversos del mundo, pero se enfrentan a la exigencia de reconciliar las demandas de crecimiento con la necesidad de proteger y administrar, según concepto del BID. América Latina ostenta el triste título de ser la región más violenta, porque 50 de las ciudades más violentas del mundo, 42 son latinoamericanas.
Estos datos de la realidad latinoamericana deberían ser el foco de decisión del voto y por el cual se evalúen las propuestas de los candidatos, para identificar quién tiene una visión de conjunto para transformar estas realidades y generar un desarrollo con equidad en un entorno de paz.
Una de las prioridades como región es construir contextos de paz en donde podamos vivir juntos, aquí la reflexión que hace el Padre Francisco de Roux en su reciente libro “La audacia de la paz imperfecta” es esclarecedora, ya que invita a que debemos asumir la paz como un valor moral que está por encima de cualquier contienda política, porque la politiquería ha hecho de la paz un territorio de mentiras, amenazas y temas de campaña, se trata de liberarla de ello y poder así discernir, escoger y realizar actos que hagan más probable el predominio del valor moral de la paz desde la conducción del Estado.
Desafortunadamente, lo que se vive previamente a las elecciones pareciese una batalla de opiniones donde la mentira y el miedo se han unido para conquistar votos, haciendo perder el foco en lo verdaderamente importante, que son las prioridades que se deben transformar como país y como región. Debemos ser conscientes que esta transformación en gran medida se puede alcanzar solo si existe la decisión política para generar e implementar políticas públicas para avanzar. Tenemos la oportunidad de decidir con el voto si se sostiene lo avanzado o si retrocedemos.
América Latina y el Caribe tienen la materia prima para ser una región sostenible y ejemplo para el mundo, pero requiere de la participación responsable de sus ciudadanos con su deber y derecho a la democracia.