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La Luna inspiró y movilizó al hombre hasta llegar a ella. Hace 50 años el gran logro fue pisar su superficie y se expresó así “un pequeño paso para un hombre y un gran salto para la humanidad”. Hoy necesitamos de estos pequeños pasos de cada hombre para recuperar nuestra humanidad, necesitamos más lunáticos.
Michael Collins, astronauta de la tripulación Apolo 11, envió un mensaje por Google Doodles que nos hace reflexionar hoy con base en su experiencia de haber viajado a la Luna hace 50 años “Neil, Buzz y yo teníamos una enorme responsabilidad. Para que el ser humano pudiera llegar a la Luna, se necesitó la ayuda de 400.000 personas: desde ingenieros y programadores informáticos hasta quienes cosieron los trajes espaciales herméticos… La computadora de a bordo nos parecía muy sofisticada, pero su potencia informática era bastante inferior a la tecnología que llevamos hoy en día en el bolsillo… La primera vez que vimos la Luna de cerca fue un espectáculo inolvidable. Era enorme… Por más impresionante que fuera la vista desde cerca de esta Luna tan nueva, no se comparaba con la de la Tierra en miniatura. Ese fue el espectáculo principal: ver la Tierra desde lejos”.
Este mensaje resalta la unión de esfuerzos, donde todos los roles cuentan para alcanzar un objetivo, con tenacidad, coraje y perseverancia se alcanzan metas que se ven muy lejanas. La esperanza planificada de lograrlo fue lo que movilizó voluntades para tomar decisiones que cambiaran la nueva forma de ver la Tierra.
Este paso para la humanidad de hace 50 años nos permitió, ver la tierra desde lejos, en miniatura y vulnerable. Esto es lo que se debe recordar, para generar conciencia de proteger nuestra casa común. Además, si comparamos la foto de la Tierra en ese entonces y la de hoy, son muy diferentes, los pasos del hombre en la Tierra durante estos 50 años han dejado otras huellas, que son de evidente destrucción, impacto que se ha hecho visible desde varios organismos y en documentales icónicos como “Una verdad incómoda”, y el más reciente, “El hielo en llamas”.
Si la tecnología empleada para llegar a la Luna, fue bastante inferior comparada con lo que ahora tenemos en nuestras manos; ¿por qué en este siglo, no llegamos tan lejos; no en distancia; sino en propósito común, para hacer un mundo más vivible? Hace 50 años, la Luna era el límite, hoy ya estamos rebasando los limites planetarios que nos permiten subsistir, llevándonos a poner en riesgo hasta la vida misma.
La placa colocada en la Luna dice: “Aquí, habitantes del planeta Tierra pisaron la Luna por primera vez en julio de 1969. Vinimos en son de paz, en nombre de la humanidad”. Un mensaje de unidad, humanidad y paz; que hoy paradójicamente son los tres aspectos ausentes en la tierra y que su carencia la están haciendo insostenible e inviable.
El mensaje de Collins finaliza: “regresamos a la Tierra … y nos invitaron a hacer una gira internacional, y me sorprendió que, en todos los lugares donde estuvimos, el público decía: “Lo logramos. Nosotros; ustedes y yo. Los habitantes de este maravilloso planeta Tierra. Lo logramos”.
Este sentimiento de unidad, de logro compartido, que inspiró el llegar a la Luna, se requiere nuevamente para decir en poco tiempo: lo logramos, logramos recuperar y recomponer a este maravilloso planeta. Necesitamos lunáticos que movilicen la unidad con humanidad, para alcanzar la paz y la sostenibilidad en el planeta Tierra.