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Aunque cada día es más evidente, se necesita de forma urgente entrar en razón. La tierra está en sobregiro y no se avanza a la velocidad que se requiere con acciones individuales, organizacionales y de gobierno; para evitar llegar a más límites planetarios.
Estamos en sobregiro de biocapacidad, es decir, la capacidad que tiene el planeta de abastecer recursos naturales útiles y absorber los desechos generados por los humanos. En el año 1970 la tierra tenía biocapacidad para 363 días, hoy, casi 50 años después, solo se tiene biocapacidad para 210 días del año. El Día de la sobrecapacidad de la tierra, en este año 2019 llegó el 29 de julio.
Global Footprint Network, explica que la humanidad está utilizando actualmente la naturaleza 1,75 veces más rápido de lo que en nuestro planeta y sus ecosistemas pueden regenerarse, lo que equivale a necesitar 1,75 planetas tierra. En los últimos años se ha acelerado este déficit, estamos agotando nuestro capital natural, comprometiendo la capacidad regenerativa futura del planeta.
La solución a este sobregiro es tomar la decisión por el Desarrollo Sostenible. Jeffrey Sachs, lo explica así: es una forma de entender el mundo como una interacción compleja entre los sistemas económicos, sociales, ambientales y políticos. Pero también es una visión normativa o ética del mundo, una forma de definir los objetivos de una sociedad ordenada, una sociedad que se preocupa tanto por el bienestar de los ciudadanos actuales, como por el de las generaciones futuras. Por tanto, es necesario avanzar en la agenda global 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para tener una sociedad equitativa, viable y vivible.
Las organizaciones son un factor clave para alcanzar este desarrollo sostenible, las razones son muchas, pero la principal es garantizar ahora no solo el futuro de su negocio, sino el futuro del planeta donde está su negocio.
El reto organizacional es importante, urgente y necesario de asumir, es cambiar hacia una administración de la sostenibilidad corporativa, donde los tomadores de decisión reconozcan la relación entre el negocio y la sociedad; asuman, administren y minimicen el impacto de su operación frente a la biocapacidad, redefinan sus responsabilidades de cara a todos sus grupos de interés; porque el interés de estos grupos es que el planeta tierra sea vivible.
Las razones para movilizar a las organizaciones, privadas y públicas, pueden ser persuasivas, financieras o éticas. Lo persuasivo a través de normativas y regulaciones de gobierno, códigos de conducta, sanciones o multas, afectación a su reputación corporativa e impacto en sus relaciones con la comunidad donde operan. Las financieras, porque la sostenibilidad crea valor mediante ingresos ordinarios mejorados, al aumentar su reputación por aportar a la sostenibilidad y reducir costos al mejorar sus procesos, integrándose a la economía circular. Lo ético, debería ser el principal movilizador, al enmarcar sus obligaciones morales en la ética cívica, de ser parte de una sociedad y agregar valor a ella.
Las razones para entrar en razón sobre la sostenibilidad del planeta y la vida misma son muchas, se requiere pasar de lo propositivo a las acciones urgentes, porque: “Hoy más que nunca, la vida debe caracterizarse por un sentido de responsabilidad universal, no solo entre naciones y entre humanos, sino entre humanos y cualquier otra forma de vida”. Dalai Lama