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Analistas 21/09/2024

¿El centro? Sí

Santiago Angel

¿A quién le sirve un país polarizado con tanto ánimo de violencia?

Esta semana estuve cubriendo la manifestación del presidente Gustavo Petro en la Plaza de Bolívar. Aunque pude ver un discurso de muchas simplificaciones en el que todos quienes se atreven a cuestionar la reforma son supuestamente comprados de los grandes grupos económicos oligarcas que solo quieren alimentar su riqueza, también pude ver la realidad de los argumentos de la reforma.

A las 12 hacía un calor asfixiante. Hice una parada para comprar una botella de agua en un carrito de una vendedora de bon ice. La señora podría tener unos 90 años. Con su rostro absolutamente marcado por las arrugas de los años y seguramente de un trabajo difícil de mucho tiempo en las calles de Bogotá. Allí estaba debajo del sol inclemente vendiendo helados y botellas de agua para comer. ¿Quién podría oponerse a que una mujer como esta pudiese recibir un giro de $230.000 mensuales a partir del próximo año? Nadie.

Allí hay un primer acuerdo fundamental. Luego, está el debate técnico que debe ser informado y no simplista sobre la forma de lograrlo. Algunos dicen que deben ser impuestos pero el Estado está desfinanciado por la pandemia y la deuda. Otros dicen que se debe apelar a la solidaridad de quienes ahorran sus ingresos ahora en los fondos privados y tienen la posibilidad de cotizar sobre cierto monto. Pero esa idea también tiene serios riesgos de sostenibilidad.

Hay ideas intermedias. Para el problema de la señora del bon ice y para todos los problemas de la sociedad hay ideas que pueden hacer camino entre la sostenibilidad y lo ideal, que es lo que todos quisiéramos, pero que debe hacerse con responsabilidad y preparación.

El país está lleno de una violencia discursiva que se reproduce rápido alrededor de la forma de Gobierno. El principal responsable es el presidente por apelar a la división como estrategia, y luego a la conspiración para decir que lo quieren tumbar y golpear los empresarios con los que firma proyectos a la par. Todo es discurso de masas.

No creo que el país deba detenerse allí. Hay muchas más cosas que nos unen aunque en la ideologización de la política sea tan difícil verlo. Las discusiones de los problemas no son de derecha o de izquierda. Hay valores sobre los cuales se construyen las sociedades pero esos valores también pueden evolucionar moderadamente y alcanzar acuerdos. Colombia no debe ir hacia la violencia, la polarización y la cancelación del otro porque piensa diferente.

Necesitamos aterrizar el debate y dar discusiones que complejicen la vida. La ideología es más fácil, pero también más tonta y peligrosa.

Entre la ideologización de la izquierda y la derecha hay un mundo y una vida con problemas complejos. Creo en el ejercicio de pararse a comprender ese mundo desde su complejidad intentando la verdad. Colombia puede hacerlo.

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