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Un buen amigo me dijo en los últimos días una frase que me pareció prudente para empezar esta columna. “Nosotros hacemos periodismo, no jabones. En el periodismo hay diferentes criterios, líneas editoriales, puntos de vista. En los jabones hay unas medidas específicas, unos componentes y un proceso de manual”.
Como creo que el periodismo es un debate, me parece relevante que se conozca en la opinión pública el contrato de la Revista Raya con Rtvc, dado el enfoque que le ha dado Hollman Morris al canal público del Estado. Uno absolutamente pro Gobierno cuya misión es, dice Hollman, defender la Constitución del 91, pero que en realidad ha sido defender sin bemoles la administración de Gustavo Petro.
Los medios tenemos muchas reflexiones que dar, pero no solo los tradicionales. La forma en la que Rtvc se ha manejado para darle cabida a solo una idea de entender el mundo y el país y solo una forma de investigar: a los enemigos del Gobierno, es sumamente problemática.
Y no, no se trata de negar el escándalo de Pegasus, sobre el que además toda la información evidentemente la tiene el Gobierno y la filtra a quienes les conviene filtrarla. En este mismo espacio yo publiqué hace tres semanas una columna para hacer las preguntas necesarias que aún no han sido resueltas específicamente por el general Jorge Luis Vargas, exdirector de la Dipol. También fuimos nosotros quienes decidimos buscar primero a NSO Group para que contestara en un ejercicio básico de contrastación y de allí se desprendió la primera confirmación de esa compañía sobre las transacciones con Colombia, algo que nunca ocurre por las confidencialidad de herramientas para la inteligencia.
Raya tiene un espacio con Rtvc que se llama Señal Investigativa. Para ese contenido se estableció un contrato con recursos públicos por 480 millones de pesos en un periodo de 7 meses que finaliza en diciembre. Quien dirige a Rtvc es uno de los hombres más cercanos al presidente. El contrato es con el Gobierno y el objeto es hacer un contenido de investigaciones periodísticas.
Las investigaciones son buenas, como en el caso de Pegasus, aún con contradicciones importantes. Inicialmente dijeron sin pruebas que los pagos se habían hecho en noviembre de 2021 cuando una comitiva del Gobierno viajó a Israel en cabeza del exviceministro de Defensa, Jairo García. Cuando el presidente denunció con el documento de la Agencia de Inteligencia Israelí que los pagos se hicieron en junio en Colombia, corrigieron rápidamente para no contradecir la primera hipótesis.
El objeto del contrato es “aunar esfuerzos creativos, técnicos, y profesionales para desarrollar conjuntamente el proyecto “señal investigativa” o como llegare a llamarse, entre Rtvc noticias y la Fundación Revista Raya”.
Esa vinculación tiene un problema de periodismo y otro de gobierno. Hasta ahora, todas las investigaciones que han sido presentadas en Señal Investigativa son dedicadas a contradictores o enemigos del presidente Gustavo Petro, o para reafirmar sus hipótesis, como en el caso del supuesto plan de atentado en su contra que hasta ahora no tiene pruebas ni resultados de la Fiscalía.
Aquí algunos de los títulos: “La caída del fiscal estrella de Francisco Barbosa”; “la plata desaparecida de Electricaribe”; “habla el abogado que señaló un plan para atentar contra el presidente”; “amenaza a Barbosa, las pruebas de una noticia falsa”; “encubrimiento a exfuncionarios de Duque en corrupción las marionetas”; “qué hay detrás de los alfiles políticos del Consejo Nacional Electoral”; “el nuevo rumbo del caso Odebrecht en Colombia, lo que ocultaron las fiscalías”.
El problema de enfoque periodístico es que no hay investigaciones sobre hechos actuales de coyuntura nacional, además de Pegasus, que está enfocada en la hipótesis no probada hasta ahora de que el software se usó para supuestamente hacer seguimientos ilegales a jóvenes en las protestas de 2021, o a la campaña de Petro en 2022. A pesar de que los escándalos del actual Gobierno son enormes, no hay nada al respecto. No se habla de la Ungrd, no se habla de Marelbys Meza, no se habla de Armando Benedetti, no se habla de Nicolás Petro.
En resumen, es un producto pagado con recursos públicos para hacer investigaciones que siempre tienen objetivos claros: enemigos del presidente. Que esa sea la línea de partida de un contenido periodístico, mucho más cuando quien financia es el Gobierno (es decir el poder), y sin aclararlo a la audiencia, es hacer mandados.
El problema de gobierno es el mismo. Ninguna administración debería pagar con recursos del presupuesto público para que desde un medio del Estado, es decir de todos, se hagan investigaciones cuyo único fin son afectar a los enemigos del Gobierno. Eso suena a Ministerio de la Verdad.
Lo de Pegasus es muy importante y el país debe conocer lo que ocurrió, así como todos debemos saber cómo se está invirtiendo el dinero público en los medios administrados por el Ejecutivo.
Al final, la verdad es tan compleja como los debates sobre periodismo. No hay una sola; hay varias aproximaciones. Lo que sí debe haber siempre es independencia, pluralidad y transparencia.