MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Aunque algunos congresistas insistan en que las encuestas mienten porque están publicadas por “medios corporativos”, el nuevo concepto para desprestigiar al periodismo, lo cierto es que podrían ser un mejor instrumento de análisis para medir al Presidente y cambiar su estrategia.
La primera pregunta es responder qué quiere Petro. Su temperamento y su ambición de consolidar un legado de “cambio” arrojan luces. En un discurso reciente frente a indígenas de la Sierra Nevada dijo que quería ser recordado como un “guerrero de la vida”. Pero, ¿qué significa ser un guerrero de la vida?
El Presidente tiene un problema de enfoque desde el que parte toda su comunicación y es no haber entendido que ya llegó al poder. Y claro que hay diferentes clases de poderes; los económicos y los políticos, con los que el Presidente debe lograr consensos y equilibrar la organización de la sociedad, pero su tono no debería estar entorno a derrumbar esos poderes para establecer el cambio, sino dirigido a ver cómo se usa el suyo para lograr acuerdos en un país institucional que lo reconoce legítimamente como el jefe de Estado.
El ejemplo de la semana pasada es claro. A pesar de un discurso amenazante y del miedo que el presidente sabía que generaría el nombre de las “inversiones forzosas”, Petro logró un acuerdo de créditos con los bancos por $55 billones a sectores que el mandatario quiere reactivar: la manufactura, vivienda, turismo, y la economía popular.
El presidente no tiene malas intenciones, pero los métodos sí son absolutamente cuestionables. Petro debería hacer un esfuerzo por entender que además de bajar los indicadores de pobreza y desempleo y lograr reducir el índice de Gini para frenar la desigualdad, una de sus funciones es buscar la unidad del país, la concordia y la cohesión. Eso no lo dice la Constitución en esos términos pero los estadistas entienden que no hay una incongruencia entre desarrollar sus planes de Gobierno y representar al mismo tiempo al Estado que somos todos, no solamente sus electores. Un presidente se elige para cambiar la realidad mejorándola pero también para buscar que una nación tenga propósitos comunes. Ese acuerdo con los bancos es un buen ejemplo. Trabajo mancomunado entre el sector público y el privado en pro de dinamizar sectores a los que tradicionalmente les cuesta acceder al crédito para mejorar sus posibilidades.
La última encuesta de Invamer, igual que tantas otras que han ubicado su desaprobación entre 52 % y 66 %, arroja datos que el presidente debería querer leer y no tratar de desmentir en la permanente teoría de la conspiración. En algunos de los sectores predilectos de sus electores Petro ha perdido en aprobación más de 30 puntos desde agosto de 2022: estratos 1, 2 y 3, jóvenes de 20 a 35 años y ciudades como Bogotá y Cali, en donde se desarrolló con más fuerza la protesta social que terminó en una espiral de violencia lamentable.
Los medios de comunicación no somos enemigos, y salvo una excepción de una periodista que no ha definido si quiere ser candidata o periodista, los canales de comunicación tendrían que ser ya y con ambición de buscar un entendimiento bajo la lógica del respeto.
Ese discurso de que los periodistas obedecemos a los intereses corporativos es falso. El periodismo en Colombia ha sido tradicionalmente independiente y ha denunciado al poder en todos los gobiernos. A Duque también le tocó, presidente.
Invite a los directores de todos los medios a una conversación directa y comprométase a no atacarlos más. Las investigaciones y los cuestionamientos a su Gobierno, como a cauaquiera, deben ser libres, pero también equilibrados y ciertos. Si usted eligiera la moderación y las reacciones respetuosas, el ambiente de división absoluta que existe hoy entre los medios y usted se podría corregir.
Logre más acuerdos con el sector privado y no arremeta contra lo empresarios. Usted, además, los golpea ante sus masas, pero sí le sirven para obras como la del Grupo Aval en La Guajira. El trabajo de Laura Sarabia, hay que decirlo, ha demostrado que sí se puede hacer proyectos importantes entre su Gobierno y “los dueños del capital”.
¿Para qué quedarse en la división polarizante que puede siempre generar violencia? No descalifique a quienes lo cuestionan en democracia de ser “ricos y asesinos”. En estos dos años usted debería demostrar más sensatez para unir a Colombia. Seguramente así podría tener mejores indicadores, más popularidad, y menos rechazo a su figura. Ojalá escuche.