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La propagación mundial del Covid-19 no ha dado tregua. La pandemia, que ya se extiende a más de 140 países, amenaza con cobrar más vidas humanas y afectar la economía mundial pese a las distintas medidas de flexibilización que han implementado gobiernos y bancos centrales en los países más afectados.
En Colombia, con más de 50 casos confirmados, sus efectos se evidencian en máximos históricos del dólar, en la dificultad en el cumplimiento de metas fiscales, y en las fuertes desvalorizaciones en los mercados financieros.
La historia ha destacado a la economía colombiana como una de las más resilientes frente a choques externos adversos, lo que podría favorecernos en cierta medida en esta coyuntura. De hecho, desde 1980, solo nos hemos enfrentado a una recesión, un logro destacado en el contexto regional gracias a nuestra fortaleza macroeconómica e institucional. Por supuesto, mantener esa resiliencia dependerá de que la demanda interna se mantenga firme y, en este escenario, de la buena coordinacion entre la política fiscal-monetaria, esta última con el imperativo de mantener condiciones monetarias expansivas y la liquidez del sistema.
El gobierno y las entidades territoriales han tomado medidas preventivas necesarias ante la crisis sanitaria, orientadas a la contención del denominado Covid-19. De igual manera, buscando la mayor cooperación nacional, el sector financiero y demás actores del sector privado han venido actuando con celeridad buscando (i) transmitir oportunamente las mejores prácticas para prevenir un mayor contagio del coronavirus, (ii) adoptar estrategias que continúen impulsando la economía real mediante canales alternativos digitales y, no menos importante, (iii) hacer frente a la desinformación que nos imponen las redes sociales.
En este último aspecto, es necesario desmentir rotundamente aquellos rumores que aseveran la interrupción en la prestación de los servicios que brindan las entidades bancarias y que, además, de forma irresponsable, aseguran que los establecimientos de crédito no cuentan con la solidez necesaria para enfrentar esta coyuntura. Es menester recalcar que el sistema cuenta con niveles adecuados de solvencia y liquidez, así como con robustos sistemas de administración de riesgos que se han venido fortaleciendo en los últimos años. Esto ha permitido que los bancos estén mejor preparados que nunca para enfrentar este escenario de volatilidad e incertidumbre.
Por otra parte, aunque ningún canal presencial se encuentra cerrado al público, la recomendación a todos los usuarios es privilegiar el uso de los canales digitales dispuestos por la banca. Las operaciones por internet, las aplicaciones móviles, los audio-respuesta, así como los medios de pago sin contacto, son seguros, confiables y cuentan con todo el soporte y respaldo tecnológico necesario. Las condiciones están dadas para transformar nuestros hábitos y reducir el uso de operaciones en efectivo, pues este medio de pago tiene un mayor riesgo de contagio del Covid-19.
El panorama económico y social podría, sin embargo, deteriorarse si no adoptamos con firmeza y seriedad las distintas medidas que el Gobierno y sector privado han venido definiendo y poniendo en marcha en los últimos días. De todos es el compromiso de dar cumplimiento a los lineamientos de las autoridades para evitar la propagación de este virus. Que esta sea una oportunidad no solo para mostrar solidaridad con aquellos segmentos más vulnerables, sino para demostrar que este obstáculo será uno más de los que lograremos superar con firmeza y responsabilidad.