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La semana pasada se celebró la 50° edición del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Davos, Suiza. Desde sus inicios, la cumbre ha tenido como fin cubrir los problemas de mayor relevancia para el desarrollo mundial y plantear posibles soluciones de la mano de los principales líderes políticos y empresariales. En línea con este objetivo, este año el foro tuvo una agenda que contempló cuatro desafíos principales relativos a: i) la incidencia de las tecnologías de la cuarta revolución industrial, ii) la sostenibilidad del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, iii) el crecimiento económico con equidad y iv) los conflictos geopolíticos.
Estos retos, cabe anotarlo, no son menores, pues no solo afectan las perspectivas sobre el futuro, sino que suponen grandes preocupaciones en el presente. En efecto, la percepción que tienen algunos sectores tanto en países desarrollados como emergentes sobre la consolidación de un modelo económico que tan solo genera inequidad y atenta contra el medio ambiente, aun cuando no se ajuste a la realidad, es inquietante por decirlo menos.
En medio del ambiente de pesimismo, catalogado así por algunos asistentes, se destacó la presencia del presidente Iván Duque y algunos de sus ministros. En particular, la participación del mandatario tuvo un balance positivo, toda vez que buscó resaltar el atractivo del país para la inversión extranjera directa y permitió reiterar el compromiso que tiene el Gobierno con la protección al medio ambiente.
Respecto al primer aspecto, se destacó que, gracias a la reciente aprobación de la Ley de Crecimiento y unas mejores perspectivas económicas frente a nuestros pares, el país continuará siendo uno de los principales destinos para la inversión en la región y el lugar propicio para el desarrollo de sectores con potencial, como el turismo. Entretanto, se recalcó la importancia que tienen los acuerdos de Libre Comercio firmados con países como Suiza, pues estos pueden ser grandes aliados para impulsar los sectores de ciencia y tecnología, además de promover el desarrollo de proyectos productivos dirigidos hacia los municipios Pdet (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial), afectados por lastres como la violencia y la pobreza.
Asimismo, resultó muy positiva la exposición de Colombia como un país comprometido con la protección al medio ambiente y la transición energética, la cual asegurará que se incremente la producción de energía a partir de fuentes renovables (solar y eólica) sin que esto vaya en detrimento de la explotación de los recursos no renovables. Esta última, desde luego, es de gran importancia para la dinámica económica y el funcionamiento del gobierno. Adicionalmente, es oportuno celebrar que el presidente, en el marco del lanzamiento de la plataforma “Thrillion Three”, se haya comprometió a sembrar 180 millones de árboles en el territorio nacional, hecho que implicará un trabajo conjunto entre las entidades ambientales y las autoridades locales.
Todos estos compromisos e iniciativas de política resultan fundamentales para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, disminuir las brechas sociales, responder a las demandas de las clases medias urbanas y contrarrestar los discursos populistas. A corto y mediano plazo, el gobierno y el sector privado en el país deberán aunar esfuerzos para consolidar los avances alcanzados, además de exponerlos con claridad ante la ciudadanía. El Foro Económico Mundial, capítulo América Latina, que se efectuará en 2021 en nuestro país, será un escenario ideal para ello.