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El corte de cuentas es un rito inveterado de toda transición presidencial. Por un lado, el mandatario saliente quiere dejar en claro en qué estado deja el país. Para el mandatario electo le resulta clave saber sobre qué base y en cuáles condiciones recibe el Gobierno, para desde ahí construir su legado y, en algunos casos, utilizar el retrovisor para justificar sus dificultades. Pero el caso de Iván Duque es sui generis porque Gustavo Petro se dedicó durante su campaña a pintar su Gobierno, injustamente, como el peor de la historia reciente. Y de acuerdo con las encuestas, la mayoría de la opinión comparte esa apreciación. Por esta razón, un completo y contundente corte de cuentas, le conviene principalmente al Gobierno saliente.
Empecemos por los temas económicos y miremos el de mayor impacto social: el empleo. Llegamos en mayo a la menor cifra de desempleo en muchos años, con 10,6%, logrando recuperar lo perdido en pandemia. Esto es producto de la disparada en el crecimiento económico, que después de haber logrado 10,6% el año pasado, se espera este año entre 6,5% según el gobierno o 6,3% según el Banco de la República. En el Marco Fiscal de Mediano Plazo se prevé que la deuda neta del Gobierno frente al PIB baje ligeramente, de 56,5% este año a 56,2% en 2023, pero que el déficit se reduzca más rápido de -4,5% a -3,7% en el mismo lapso. Lo increíble es que el resultado de estas cifras es que no sería necesaria una nueva reforma tributaria, de no ser por los costos fiscales de las promesas de campaña.
Pero hay otros dos grandes aciertos del actual Gobierno y tienen que ver con el manejo de la pandemia y con el tema ambiental, ambos reconocidos mundialmente. Colombia logró no solo en tiempo récord para un país emergente, un masivo plan de vacunación donde predominaron vacunas avanzadas. Pero más importante, logró un balance entre los cierres preventivos y las necesidades de mantener activa su economía, por lo que pudo reactivarse más rápido que cualquier otra. Por el lado ambiental, no solo los compromisos en la cumbre de Glasgow referentes a reducir los gases efecto invernadero en 51% para 2030, sino también ser un país carbono neutral para 2050. Si a esto le añadimos los impresionantes avances en nuestra transición energética y el hecho de tener ya 30% de nuestro territorio como áreas protegidas, nos da una idea que la agenda verde que tanto pregona el candidato victorioso, se venía ya implementando.
También es cierto que quedan grandes retos y el mayor de ellos es sin duda la inflación, que, si bien en el contexto mundial está ahora dentro del promedio, podría acercarse en junio a 10% según las proyecciones. Pero no es claro tampoco que repetir duras medidas de choque del BanRep como la última subida de 150 puntos básicos para dejar la tasa de referencia en 7,5%, no tengan impactos negativos sobre el crecimiento a futuro. Si bien el gobierno entrante no participa de estas decisiones, si le tocará tomar otras, como el salario mínimo para 2023, que pueden anclar la inflación a mayores niveles y por ende endurecer aún más la política monetaria para combatirla.
Estoy seguro de que la historia será mucho más justa con el gobierno actual que el juicio de sus contemporáneos. Pero Petro ha mostrado ser muy hábil en construir narrativas paralelas que terminan convenciendo. Por esta razón, debe ser Iván Duque, con sus hechos y sus cifras, el más interesado en dejar un claro corte de cuentas. Porque a pesar de nuestras dificultades y el difícil entorno mundial, Colombia vive un buen momento, y no se que te tanto los que llegan quieran aceptarlo.