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A comienzos de año el panorama del turismo en Colombia era claramente promisorio, gracias a la creciente afluencia de viajeros locales y extranjeros a diversos destinos del país. Esta dinámica se esperaba se viera reflejada en el buen comportamiento de los ingresos, la creación de empleo calificado y no calificado y en el aumento de la participación del turismo en la actividad productiva.
Este sector, denominado como “el nuevo petróleo” o la “industria sin chimeneas”, empezaba a consolidarse como aquel que lograría contribuir de manera más efectiva a diversificar las ventas externas del país y reducir su dependencia de materias primas que, como el petróleo y el carbón, se han caracterizado históricamente por una alta volatilidad en sus precios.
Sin embargo, la irrupción del covid-19, aunada a las consecuentes restricciones a la movilidad adoptadas para mitigar su propagación, trastocaron el desarrollo de las actividades productivas, afectando en mayor medida a aquellas relacionadas con la prestación de servicios no esenciales como el turismo y sus actividades conexas, entre las que se encuentran los servicios de alojamiento, recreación y transporte de pasajeros.
Ante esta compleja coyuntura, el Gobierno Nacional dispuso de un conjunto de ayudas dirigido a las empresas de estos sectores con el fin de atenuar la pérdida de empleos y la dramática caída de los ingresos, que para los establecimientos de alojamiento a corte de agosto alcanzó 91,5%. Entre los más destacados se encuentra i) el Programa de Apoyo al Empleo Formal (Paef), ii) la exoneración de IVA a servicios de hotelería y turismo, y iii) la reducción del impuesto al consumo a 0% para los servicios de bares y restaurantes, entre otros.
El sistema financiero, por su parte, ha venido otorgando recursos a las empresas relacionadas con el turismo para financiar capital de trabajo y el pago de nóminas, a pesar de la incertidumbre sobre la duración de la pandemia. Estas acciones, que se han visto acompañadas por iniciativas gubernamentales como la implementación del esquema de garantías del FNG y la línea de crédito Colombia Responde de Bancoldex por $250.000 millones, han mitigado el impacto de una crisis que, según organismos como la Organización Mundial del Turismo, tendría efectos que se prolongarían hasta 2024.
Ante este complejo panorama, actualmente cursa en el Congreso un proyecto de ley que contempla dar continuidad a medidas ya implementadas hasta 2021, incentivar la inversión en modalidades como el ecoturismo y cumplir los requerimientos tanto de los turistas como de las comunidades en materia de sostenibilidad, formalización y competitividad.
Si bien se espera que la Ley del Turismo provea alivios al sector, no podemos desconocer que el desempeño en el mediano plazo estará sujeto a factores como posibles rebrotes del covid-19, la celeridad con que se normalicen las actividades económicas tanto en el frente externo como local, y cambios en los hábitos de consumo de los turistas.
Por ello, más allá de los ingentes esfuerzos hechos a la fecha en la materia, al proceso de recuperación económica se deberán sumar iniciativas encaminadas a promover la competitividad del sector en el país, la cual según el Foro Económico Mundial en 2019 resultaba inferior a la de pares regionales como Chile, Perú, Argentina, Panamá y Costa Rica. Para ello, será indispensable preservar los avances en materia de seguridad, fortalecer la marca país, reducir costos de transporte como la tasa aeroportuaria y mejorar la cobertura y prestación del servicio de internet.