MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Delegados de 174 países se encuentran reunidos esta semana en Ottawa para avanzar en la cuarta ronda de discusiones para desarrollar un instrumento internacional legalmente vinculante para abordar la contaminación por plásticos, siendo esta es la penúltima reunión antes que las negociaciones concluyan a fines de este año, en Busan, Corea.
La negociación de este tratado podría ser el acuerdo global más significativo relacionado con la protección del medio ambiente desde el Acuerdo de París de 2015, que logró que 195 países acordaran mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5°C, ya que en esta ocasión estamos ante una oportunidad única y real para realizar una profunda transformación global al reevaluar cómo producimos, usamos y pensamos sobre el plástico.
Las cifras sobre plástico y sus efectos abundan, pero es realmente impactante saber que, desde 1950, se han producido 9.200 millones de toneladas de plástico, y se estima que 7.000 millones se han convertido en residuos que han llenado vertederos y que se calcula que por año entre 9 y 14 millones de toneladas de residuos plásticos de todo tipo terminan en ríos y océanos.
Lograr un tratado ambicioso supondría un cambio radical para afrontar con determinación el desafío crítico de la contaminación por plásticos, por ello, desde la industria de bebidas, hemos respaldado abiertamente un tratado en pro de normas y medidas globales legalmente vinculantes que impulsen una transformación a escala mundial. Un tratado ambicioso podría acelerar la transición hacia una economía circular para el plástico a nivel global, lo que se traduce en dejar atrás las dinámicas de producción y de consumo basadas en aquel modelo económico lineal de extracción, producción y desecho de materiales para adoptar uno que promueva la reducción y reutilización de materiales; promoción del consumo responsable en torno al aprovechamiento máximo de los plásticos, y que de éstos se generen nuevos productos.
Es claro que un buen tratado tiene el potencial, de generar una dirección estratégica global, de establecer reglar claras y de enviar un mensaje de urgencia para coordinar y alinear políticas y acciones nacionales para abordar directamente las causas fundamentales de la contaminación por plásticos y contribuir a los esfuerzos en cada país para combatir la crisis climática y de biodiversidad, al tiempo que brindaría beneficios económicos, ambientales y sociales.
Es fundamental eliminar el plástico innecesario, rediseñar productos para que puedan ser reutilizados, reutilizados, reparados y reciclados, cambiar a sustitutos no plásticos y fortalecer los sistemas de gestión de residuos adecuados. Necesitamos una economía circular en la que el plástico nunca se convierta en residuo o contaminación, y el valor de los productos y materiales se mantenga en la economía, soportado en educación profunda para la acción desde nuestras casas.
La ambición y el impulso son fundamentales para el éxito del Tratado. Para asegurar que este trabajo crucial siga avanzando, el sector de bebidas insta a los estados miembros a trabajar juntos para avanzar en el texto durante esta cuarta ronda de negociaciones. En la Unea 5, los estados miembros de la ONU acordaron “poner fin a la contaminación por plásticos”. No debemos conformarnos con un tratado inferior a este objetivo.