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Esta semana tendrá lugar en Madrid, España, la reunión entre los países miembros de la Celac y la Unión Europea después de un receso de 8 años. La delegación colombiana está encabezada por el Presidente y, según la Cancillería, Colombia impulsará temas como el canje de deuda por acción climática, transición verde, conectividad digital e inversión en áreas estratégicas, y buscará un futuro próspero y equitativo para todos los países de América Latina y el Caribe, como un solo bloque. Al respecto, experiencias pasadas demostraron que el liberarse de un esquema de relacionamiento comercial con la UE en bloque resultó en la mejor estrategia para lograr los intereses nacionales, lo cual vale la pena tener en cuenta frente al propósito común de elevar las relaciones entre Colombia y la UE.
Colombia finalizó la negociación del Acuerdo Comercial con la Unión Europea en marzo de 2010, para luego, en mayo del mismo año, presentar protocolariamente la culminación del proceso en la VI Cumbre Unión Europea - América Latina también celebrada en dicha ocasión en Madrid.
Como un todo, las negociaciones se desarrollaron durante casi cuatro años, en dos etapas. La primera etapa se desarrolló desde 2007 bajo un esquema bloque a bloque entre la Comunidad Andina y la UE que resultó en pocos avances pues desde abril de 2008 el proceso se estancó dadas las diferencias en los temas comerciales entre, por un lado, Colombia y Perú y, por otro, Ecuador y Bolivia.
Se hizo evidente que más que diferencias en los temas puntuales en negociación del Acuerdo, los países andinos divergían en cuanto a su visión de modelos de desarrollo económico y en la manera de adelantar su inserción en el escenario internacional. Ante esta situación, Colombia y Perú lograron convencer a la Unión Europea de permitir una negociación flexible, que posibilitara que los países andinos pudieran plasmar sus diferencias y avanzar a su propio ritmo.
La segunda etapa, la cual tuve el honor de dirigir como Jefe Negociador, inició en enero de 2009 donde se acordó con la UE adelantar la negociación del pilar comercial bajo un nuevo formato multipartito con el objetivo de lograr un único acuerdo comercial ambicioso, equilibrado y compatible con la OMC, eliminando la posibilidad que un país andino ejerciera veto alguno sobre las posiciones de los demás o que pudiera atrasar el proceso como sucedió bajo el esquema inicial.
Luego del cierre de las negociaciones, continuaron los pasos subsiguientes, como la firma del Acuerdo en 2012, y su aplicación provisional desde agosto de 2013. En el caso de Perú, el Acuerdo también entró a operar en 2013. Dada la importancia para Ecuador de contar con un esquema preferencial con la UE, posteriormente en enero de 2014 consideró imprescindible reiniciar las conversaciones con la UE y finalmente en 2017 concretó su acceso al Acuerdo. Actualmente, Bolivia continúa sin negociar su Acuerdo con la UE, por lo que se encuentra en condiciones desfavorables frente a los demás países andinos en el tratamiento preferencial en el mercado europeo.
En los últimos años, la UE se ha mantenido como el segundo destino de las exportaciones colombianas y la principal fuente de inversión extranjera, y diferentes evaluaciones disponibles del Acuerdo muestran en general resultados positivos en cuanto al crecimiento y diversificación del comercio en ambas vías. En perspectiva, resultó oportuna la determinación del gobierno colombiano de buscar eficazmente, a finales de 2008, que la Unión Europea aceptara un cambio en el esquema inicial de la negociación.
Ahora bien, luego de 10 años de estar en vigor el Acuerdo Comercial con la UE, se ha venido discutiendo sobre profundizar el marco de relacionamiento entre Colombia y la UE mediante un acuerdo de asociación y de cooperación, que para la UE va de la mano de una modernización del Acuerdo Comercial, y que para el gobierno colombiano supone una revisión para poner de presente la transición verde, la reindustrialización y la soberanía alimentaria.
En el contexto actual de las relaciones con la UE, en lo económico cobran relevancia las normas europeas relacionadas al pacto verde y los esquemas para garantizar el acceso a materias primas claves para la transición energética, y en lo político la reafirmación de la defensa de la democracia, el estado de derecho, el respecto a la integridad territorial, y el énfasis del gobierno actual en Colombia de buscar el fortalecimiento de la integración latinoamericana particularmente bajo la Celac.
Colombia tendrá la oportunidad de ejercer la presidencia pro tempore de la Celac en 2025 y ser el anfitrión de la IV Cumbre Celac– UE. Dicha oportunidad debe ser aprovechada más allá de los réditos de buscar un papel de liderazgo regional para concretar de una manera pragmática el mejor esquema de relacionamiento renovado para Colombia con la UE que genere resultados tangibles para aumentar el comercio, la inversión y la cooperación con este importante socio, teniendo sobre todo en cuenta las prioridades nacionales con una visión de mediano y largo plazo.