.
Analistas 21/12/2022

El comercio colombo-venezolano

Sebastián Trujillo
Exnegociador de la Ocde

Restablecer las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela es una decisión pragmática, que no obstante sus bondades, tampoco será ajena a desafíos de ambos lados de la frontera.

La economía venezolana, dolarizada en 65%, se está recuperando fuertemente y este debería ser un aliciente más para acelerar la integración comercial. Así lo evidencian las cifras económicas. El termómetro más palpable de esta realidad es que muchos trabajadores venezolanos están regresando a su país y como consecuencia de ello la mano de obra en ciertas zonas de Colombia se ha encarecido.

Para restablecer plenamente el comercio entre Colombia y Venezuela, que alguna vez llegó a los US$7.000 millones, los gobiernos de ambos países deberán volver a crear este mercado; el sector privado por sí solo no podrá. Los mercados -por lo menos los legales- son una creación estatal y no al contrario.

Uno de los principales desafíos de este proceso tiene que ver con que algunos empresarios venezolanos no están muy contentos con lo que, en realidad, implica para ellos una nueva apertura económica. Lo anterior con el ingrediente adicional de que su aparato productivo lleva años en deterioro. Algo de razón les asiste y por ello corresponde tener paciencia.

Otro asunto fundamental de economía política tiene que ver con la historia de la balanza comercial entre ambos países. “Olvídense de que llegaremos a un comercio donde Colombia nos exporta US$6.000 millones y nosotros tan solo US$1.000 millones…queremos un comercio balanceado” dijo un empresario venezolano, recientemente, en un foro empresarial en Colombia.

Dado lo anterior, los empresarios venezolanos han manifestado la necesidad de revisar el acuerdo de alcance parcial que ha regulado el comercio entre ambos países. El empresariado del vecino país quiere ir con calma.
Entrando al presente inmediato, el contrabando sigue siendo un desafío monumental para la relación comercial. De acuerdo con el Ministerio de Comercio, las ventas ilegales alcanzan US$400 millones y el mismo presidente Petro se refirió de manera vehemente al tema en un encuentro con empresarios de ambos países. Estos niveles de contrabando son apenas naturales, pues ante la ausencia del Estado en las fronteras, las necesidades de las personas sobrepasan las voluntades de los Gobiernos que, algún día, decidieron no comerciar más.

La institucionalidad comercial está destruida después de años de cierre del comercio legal. Para hacernos una idea, de las 68 agencias de aduanas venezolanas que había antes del cierre de frontera -en 2015-, hoy solo quedan cinco.

No puedo dejar de mencionar la corrupción en aduanas, que triste e históricamente ha hecho parte del comercio exterior de ambos países. Los empresarios necesitan certeza de que no les cobrarán “vacunas” para mover sus productos de un lado a otro, de lo contrario, no correrán riesgos y le entregarán espacio a los contrabandistas.
Por parte del sector privado, el reto más importante será restablecer la confianza y trabajar, por lo menos por ahora, con mecanismos de pagos anticipados pues los empresarios colombianos no quieren correr los riesgos de impago que ya se materializaron en el pasado.

Por todo lo anterior, el futuro del comercio colombo-venezolano será gradual y dependerá fundamentalmente de lo que puedan hacer ambos Gobiernos para crear las condiciones propicias.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA