MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Los excesos de dinero por periodos prolongados suelen terminar con inflación, apretón monetario para controlarla y extensas quiebras de negocios sobre-apalancados. Estos temores se han confirmado una vez mas durante el ciclo 2021-2022, en el cual la inflación escaló en los Estados Unidos de 1,6% hacia el pico de 9,1% (en septiembre) y la tasa de interés repo de la Fed de 0,25% a 4%. Al mismo tiempo, el precio del principal activo especulativo del momento (la criptomoneda de bitcoin) se desplomaba de US$60.000 a US$15.000 (con pérdida de -75% en su valor).
El colapso de las cripto monedas devela serios problemas estructurales que han debido alertar a sus ingenuos inversionistas: i) carencia de un subyacente creíble; ii) dificultades de convertibilidad a “monedas-duras”; y iii) falta de gestión prudencial en “cámaras de riesgo de contraparte”, amen de no-debida diligencia en estados contables.
La quiebra de FTX-Alameda, a mediados de noviembre de 2022, puso de presente todos estos problemas en una de las principales plataformas de cripto activos. Esto a pesar de una supuesta liquidez de US$2.000 millones frente a activos (no comprobados) de US$10.000 millones.
Frente a la carencia de un activo subyacente confiable, se argumentaba que “la ventaja” de cripto activos era que su demanda se movía ortogonalmente frente al índice S&P500; es decir, se pensaba que las criptos ofrecían valor protectivo frente a desvalorizaciones de la renta variable.
Pero, como se observa en el gráfico adjunto, ello sucedió solo temporalmente entre septiembres de 2020 a 2021. El S&P500 se valorizaría +30% a lo largo de 2022, mientras el bitcoin también se valorizaba en casi 40% en solo el último trimestre de 2021 (pasando de US$50.000 a US$70.000); pero esto indicaba un rompimiento en la ortogonalidad.
A partir de allí la retracción de la liquidez causaría un desplome hasta de -22% en el S&P500 y, finalmente, del -75% en el bitcoin al secarse la fuente de inversionistas que habían montado semejante pirámide financiera. Claramente no existía ningún subyacente significativo en bitcoin, mas allá del minúsculo mercado de “data-miners” y del séquito de especuladores que incluía la mafia de Rusia, de Arabia y el Presidente de El Salvador.
Frente a la segunda falla estructural (falta de convertibilidad), se pensaba que esta se solucionaría a través de los “stable-coins”, al atarse a canasta de monedas duras, y crearse índices ETFs, trazando así familias de cripto monedas. Pero detrás de este problema de convertibilidad estaba la falta de profundidad de dichas transacciones con cripto monedas, las cuales carecían de elementos básicos para fungir como “dinero” (ya que no son referentes de “unidad de valor”, “unidad de cuenta” o de “aceptación universal”).
El grave problema de convertibilidad se reveló, por ejemplo, cuando FTX-Alameda dijo que la honraría a través de tener un fondo disponible para ello, estimado inicialmente en US$8.000 millones. Pero este terminó usándose para apalancar inversiones dudosas de otras emproblemadas cripto monedas, hecho que podría generarle cárcel a su CEO.
Estos inversionista del FTX después confesarían que usaban técnicas transaccionales típicas de los casinos y, de hecho, algunos de ellos eran hábiles matemáticos del MIT con prohibición de entrar a casinos de Las Vegas por andar “contando cartas”. ¿Cómo pudo Wall Street creer que las simples matemáticas de Backman (25 años) y sus jóvenes especuladores estarían creando gran valor financiero sostenible?
Esto nos recuerda las conocidas leyendas de la ola especulativa de 1630 a través de la cual se creyó que la demanda por bulbos de tulipanes generarían gran riqueza al llegar desde Asia a Ámsterdam, multiplicándose por varias veces su valor original. Los marineros creían tener el mejor secreto guardado y muchos de ellos invirtieron sus ahorros en dichos bulbos. Otros marineros no sabían qué hacer con dichos bulbos y terminaron ingiriéndolos (pensando que eran cebollas, cuyo precio del momento equivaldrían hoy a “cebollas” de US$25.000 la unidad), ver J. K. Galbraith (1993) “A Short History of Financial Euphoria”.
Por último, tenemos la falta de “cámaras de riesgo de contraparte” en operaciones de cripto monedas. Recordemos que éstas sirven para asegurar que se minimiza el riesgo operacional de pago en moneda acordada y se entrega el bien o servicio correspondiente. En las plataformas transaccionales globales, esas cámaras se han vuelto sinónimo de garantía frente al riesgo de contraparte, ya que aseguran tanto el flujo de los recursos como la entrega del activo correspondiente. Si la contraparte llegara a fallar, la “cámara centralizada” responde por la totalidad de la operación.
Las plataformas transaccionales del mercado de capitales han ido adquiriendo y centralizando este tipo de servicios, pero en el caso de FTX Backman le dijo al mercado (y este ingenuamente le creyó) que ellos estarían haciendo toda la revisión contable y operativa de las cripto monedas. No obstante, ahora se ha venido a saber que ni hacían el “due-dilligence” ni ninguna entidad externa comprobaba los estados financieros de FTX. Hasta que ocurrió, lo que ocurrió... Inversionistas comiéndose las criptos como bulbos de tulipanes convertidos en costosas cebollas.