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Analistas 27/02/2023

Ciclos económicos y sus lecciones

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

La profesión ha ido aprendiendo sobre los existentes vasos comunicantes entre la política monetaria y la fiscal durante los ciclos económicos del último siglo. En los años 1920-1945, se avanzó en el entendimiento de las políticas contra-cíclicas, a veces enfatizando lo monetario (1929-1937), de la mano de Hayek-Friedman, y en otras lo fiscal (1937-1945), liderados por Keynes-Samuelson.

Nicholas Wapshott (2012 y 2021) ha producido dos magnificas obras detallando ese debate ideológico. De un lado, estaban las corrientes que enfatizaban la importancia de la intervención Estatal para lograr atenuar la intensidad de dichos ciclos económicos (Keynesianos y aquellos de la Síntesis Neo-Clásica). Y, de otra parte, estaban los que enfatizaban la importancia de la competitividad del libre mercado (librecambistas y monetaristas). Ambos bandos, afortunadamente, tenían claro que a la base de cualquier sistema capitalista exitoso descansaba la democracia representativa, por oposición a los sistemas autocráticos de corte fascista-corporativo o socialistas de planeación centralizada.

El análisis de ese debate ideológico lo dejaremos para otra ocasión. Por el momento luce mas apremiante cavilar sobre esas lecciones de los ciclos económicos de cara al difícil periodo 2020-2023. En este periodo hemos visto el colapso global de 2020, por cuenta de la pandemia covid, y después la esperanzadora recuperación de 2021.

Pero, infortunadamente, esta se vio abortada por el conflicto Ucrania-Rusia que estallara en febrero-2022, el cual propulso la inflación y después la reacción de los bancos centrales llevando la tasa repo de la Fed a 4,5%, la del BCE a 2% y la de nuestro Banco de la República a 12% al cierre de 2022 (pero todavía en el plano negativo real frente a la inflación de 13% con que cerraría ese 2022).

Empecemos por analizar los ciclos de mediana duración en los Estados Unidos: i) 1965-1972, marcado por la sobre-expansión de la demanda agregada resultante de alimentar la guerra de Vietnam y consumo de los baby-boomers; ii) 1973-1989, impulsado por dos choque petroleros que llevaron la inflación y la tasa repo a dobles dígitos y por periodos prolongados, hasta que finalmente la Fed impuso su independencia (de facto) y los gobiernos de Ford y Carter se vieron forzados a menguar sus impulsos fiscales ante semejante amenaza desestabilizadora; iii) 1990-2007, en el cual se dio inicial tranquilidad fiscal bajo Clinton (reduciendo déficits y también el stock de la deuda pública de 50% hacia 40% del PIB), pero después una sobre-expansión financiera que conduciría a la crisis hipotecaria; y iv) 2008-2023, periodo marcado por lenta recuperación (hasta 2016) y choques al alza (2018-2019) y después a la baja en 2020-2023.

Blinder (2021, “A Monetary and Fiscal...”) ha producido una maravillosa obra analítica sobre el delicado balance económico y político aplicado durante todos estos años. Son muchas las lecciones que de allí se pueden extraer, siendo una primera la relacionada con la retroalimentación entre la ideología y las políticas públicas. Luego no es de extrañar que bajo algunos gobiernos las fuerzas políticas ganen el pulso negando “los hechos” y el soporte “científico” de los mismos.

Una segunda lección se refiere a la independencia instrumental de los bancos centrales. Esto facilita que las decisiones de política monetaria sean mas consistentes y fáciles de adoptar que las decisiones fiscales, ya que estas últimas están relacionadas con la tributación y el gasto público, temas que encierran mayor contencioso social. Y, además, estas son mucho mas complejas de adoptarse en el Congreso y de implementarse en la práctica, con frecuencia llegando a destiempo.

La tercera lección se refiere a que el debate político determina lo que la profesión ha denominado “la frontera de la economía política”. Esto implica que cristalizar una buena idea bajo la aprobación de una Ley puede requerir abandonar la “la racionalidad económica” y recurrir mas bien a la “lógica política”. El cortoplacismo domina la “lógica” de los funcionarios de elección popular (no solo Congresistas, sino jueces y en ocasiones los mismos funcionarios del Ejecutivo).

Aunque Blinder discute objetivamente las políticas fiscales y monetarias, él no esconde su sesgo Keynesiano y hasta concluye que gracias a ello le fue posible conocer mejor la historia (págs. 4-5). Según Blinder, los análisis de “expectativas racionales” y del “monetarismo neo-clásico” han fracasado en esa tarea, lo cual es bastante discutible. Por lo menos en la compleja coyuntura 2021-2022, los rebrotes inflacionarios fueron dejando claro que los excesos monetarios (bajo el Greenspan “put” de 2001-2006 y bajo el Bernanke “put” de 2008-2020) deben corregirse, luego “el dinero” importa y mucho.

Y también señala Blinder que ha fracasado (y en esto sí estamos de acuerdo) el enfoque del “supply-side”, conocido en nuestro lenguaje criollo como “la confianza inversionista”, pues ha sido claro que este no paga automáticamente la reducción a ultranza de los impuestos corporativos. Y, aunque Blinder no lo menciona, pues no se ha implementado, creemos que la “nueva teoría monetaria” conduciría a otro fracaso, pues la expansión monetaria no puede ser la solución a los problemas fiscales y monetarios.

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