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Analistas 29/04/2024

Democracia e imperios: ¿fracasos del Siglo XXI?

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

Nos hemos venido preguntando insistentemente: ¿Cómo salir de este atolladero socio-político en que hemos caído en el siglo XXI por cuenta de evitar que los imperios ahoguen las democracias, pero asistiendo en paralelo a la pantomima de que quienes llegan por las urnas “se atornillan al poder” simplemente modificando sus constituciones? ¿Y por qué las sólidas democracias de los países desarrollados (Estados Unidos y la Unión Europea) no actúan más decisivamente para bloquear los nefastos efectos de autocracias como las de Venezuela, Nicaragua o Cuba?

El propio Carlos Granés (2024 “Cómo terminan las autocracias”) confiesa que no tiene respuestas satisfactorias a tal dilema. Ha sido claro que los bloqueos económicos debilitan el potencial económico de tales autocracias. Y, sin embargo, al final terminan causando gran sufrimiento a los ciudadanos de esas autocracias, luego los países “Colosos” finalmente ceden tras décadas de sufrimiento y hambrunas sobre venezolanos, nicaragüenses y cubanos.

Estos ciudadanos terminan siendo dobles víctimas de sus gobiernos y de quienes dicen querer ayudarlos. Ya se han completado 25 años desde el golpe chavista antidemocracia y, en este 2024, se tiene la mejor oportunidad para que Estados Unidos y Europa logren concretar unas elecciones diáfanas, siendo clave el reciente apoyo a tal propósito por parte de Francia y Brasil en crucial visita de Macron a Lula.

La contrapartida más sentida del periodo 2020-2024 ha sido la hordada de inmigrantes llegando a pedir asilo político a un Estados Unidos que también empieza a experimentar un rompimiento institucional por cuenta de este tema de inmigrantes. El propio Biden hoy tiene amenazada su reelección del periodo 2025-2029, así él no haya sido causante de semejante problema, el cual ha sido hábilmente aprovechado por el Partido Republicano para endilgárselo e impedir su solución en el Congreso.

Pero las redes sociales lucen incontenibles a la hora de causar desinformación en temas bastante complejos: los latinos que ya lograron instalarse allá, no quieren más competencia-laboral y han empezado a apoyar políticas de endurecimiento anti-migratorio como las de Trump. Los gobernadores del partido Demócrata están siendo duramente criticados por la afluencia de inmigrantes hacia California y Nueva York, beneficiando a los votos-pivote de Arizona y Nueva México.

La otra compleja arista de democracia Vs. autocracia ha tenido que ver con los errados análisis que hacen supuestos pensadores liberales al concluir que ha sido la provocación de la Otan la causante de la invasión de Ucrania a manos de Rusia. Han caído en tal trampa Jeffrey Sachs de U. Columbia y el controvertido politólogo de U. Chicago Mearsheimer, 2023, “How States Think”.

Mucho bien les haría a ambos analizar con detenimiento el completo documental Netflix “Turning Point” (2024), donde se ilustra la terrible estrategia genocida de Putin: 1. exacerbando, desde su llegada al poder en 2000, la guerra interna en Chechenia contra los musulmanes para hacerse conocer como mano dura, incluyendo la colocación de bombas por la KGB en el propio Moscú para justificar el inicio del estado de terror; y 2. La invasión a territorios ex - Urss (Georgia y Ucrania, tan temprano como en 2007-2008), anhelando Putin la “Gran Rusia” de Pedro-I.

Nótese que fue tras la invasión que Georgia y Ucrania buscaron el apoyo de la Otan y ésta cometió el error de no aceptar su solicitud de ingreso en 2008, para evitar ser tildada de provocadora, así estuvieran en presencia de tanques rusos cruzando la frontera de dichos países. Esta lección anti-imperial se está aprendiendo tardíamente en los casos de Suecia y Finlandia, quienes han estado en proceso de adhesión a la Otan en 2023-2024, tras la invasión a Ucrania en 2022.

Tal vez uno de los mejores estudios histórico-analíticos, sobre el importante papel que deben cumplir los Estados Unidos y Europa como guardianes globales, ha sido el de Nail Ferguson (2005, “Colossus”). Allí describe los errores cometidos por Estados Unidos, particularmente en América Latina durante 1890-1980, iniciando con Centro-América y terminando con Cuba, al apoyar varios dictadores de derecha con tal contener la penetración comunista. Concluye Ferguson que, sin embargo, su papel a nivel global continúa siendo crucial para preservar el orden democrático global, pero evitando las invasiones de antaño. Este gran trabajo venía a complementar su sesudo análisis de “El Imperio Británico” (2002), en el cual mostraba la barbarie imperialista británica, desde Caboto llegando a Norteamérica en 1496, hasta su colapso, en 1940, al contener el fascismo alemán, a partir de cual se consolido el Coloso-norteamericano.

En síntesis, estos imperios han aprendido que no se trata de invadir, sino de preservar el orden democrático global y para ello tienen que usar (precautelativamente) variados instrumentos disuasivos y, de no tener éxito, los castigos-bloqueos y alianzas tipo Otan. Todo esto con el propósito de evitar el escalamiento a conflictos con graves riesgo de guerra nuclear, como los episodios relacionados con las crisis en Cuba (1962), Berlín (1989), Irak (2001), Georgia-Ucrania (2007), Ucrania (2014-2024). Y, en paralelo, se tienen los desafíos regionales en Cuba, Nicaragua y ahora el crucial desenlace electoral en Venezuela en este 2024.

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