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Ha pasado una década desde el estallido de la crisis global de 2007-2008 y cuatro años desde el inicio de la recuperación reciente de 2014-2018. Gracias a esta recuperación sincronizada, en 2018 se logró una ex pansión del PIB-global a ritmos de 3,2% (similar a la de 2017). Esta recuperación global ha sido satisfactoria si tenemos en consideración la menor liquidez y alzas de +225pb en los dos últimos años en la tasa de referencia del Fed. Dicha tasa alcanzó niveles de 2,5% al cierre de 2018 y actualmente se pronostica que llegaría a 3% hacia finales de 2019, tras dos alzas a lo largo de este año (en vez de las 3-4 que se tenían en mente tres meses atrás; aunque las probabilidades implícitas en el mercado de futuros sugieren expectativas de estabilidad durante todo 2019).
El turbulento 2018 estuvo marcado por cuatro episodios de abruptas caídas en los mercados financieros, siendo especialmente fuerte lo ocurrido durante noviembre-diciembre. Mientras que los precios del petróleo cayeron -35% en el último trimestre (descendiendo de US$85 a US$55/barril-Brent), los mercados de renta variable mostraron caídas de -10% en el mundo desarrollado y de casi -20% en el emergente a lo largo de todo 2018. En los inicios de 2019 ha continuado dicha volatilidad financiera dados los temores por desaceleraciones de la economía de China. Sin embargo, se han visto algunas recuperaciones en días recientes después de señales de Powell-Fed de manejar la postura monetaria en función de los datos del día a día.
Es bien sabido que la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China ha incrementado la probabilidad de una recesión en Estados Unidos de 20% hacia 35% a horizontes de 12-18 meses. Estados Unidos se estaría desacelerando de un crecimiento de 2,9% en 2018 hacia solo 2,4% en 2019 y 1,5% en 2020. La Zona Euro habría crecido 1,9% en 2018 (vs. 2,5% en 2017) y podría perfilarse hacia 1,8% durante 2019-2020.
Este ambiente de menor liquidez global también afectó a las economías emergentes, especialmente las frágiles de Turquía, Argentina y Brasil. Así, el mundo emergente se estaría desacelerando hacia un crecimiento de 4,5% en 2019, tras haber crecido 4,7% en 2018; América Latina continuaría estancada en ex- pansiones inferiores a 2% en 2019, después de pobres desempeños cercanos a 1,2% anual durante 2017 y 2018.
Implicaciones para Colombia
A lo largo de 2019, Colombia estará sintiendo con mayor rigor los riesgos de contagio debido a sus evidentes fragilidades en sus cuentas externas y fiscales. Durante 2018, el déficit en la cuenta externa de Colombia se habría ampliado a 3,6% del PIB (vs. 3,3% del PIB de 2017), a pesar del repunte en los precios del petróleo hacia US$71/barril-Brent (+30% anual). Para 2019 estamos pronosticando un déficit externo de 3,4% del PIB, todavía en niveles algo tensionantes. Este déficit externo podría incluso ser mayor si es que el precio del petróleo no logra repuntar hacia un promedio similar al de 2018 (US$71/barril-Brent) partiendo de los bajos niveles de US$55/barril-Brent al cierre de dicho año.
El déficit del Gobierno Central habría logrado reducirse de 3,6% del PIB en 2017 hacia 3,1% del PIB en 2018 (tras recortes de $3 billones al cierre del año anterior para honrar la Regla Fiscal). Pero ese déficit fiscal tendrá grandes desafíos tratando de reducirse al 2,4% del PIB en 2019 que postula la Regla Fiscal. Como es sabi- do, la Ley 1943 de 2018 (sobre financiamiento público) tan solo estaría allegando recursos por unos $7,5 billones (0,7% del PIB), luego el Gobierno deberá proceder a recortar una porción similar del presupuesto inicial de 2019, si es que desea cumplir con la Regla Fiscal.
Infortunadamente, ya se escuchan voces gubernamentales y parlamentarias que buscan aflojar la Regla Fiscal, ante el fracaso que se tuvo en materia de lograr mayor recaudo tributario. Seguramente aducirán la crisis humanitaria venezolana como el disparador para realizar otro evento de “tiro al blanco movible” de la Regla Fiscal. Esta práctica seguramente nos llevará a perder el grado de inversión en 2020, especialmente cuando se tiene que la reforma tributaria aprobada estará drenando los recaudos en -0,1% del PIB en 2020, un -0,2% del PIB en 2021 y un -0,5% del PIB en 2022.
Como veremos, esta reforma tributaria de la Ley 1943 de 2018 no era la que necesitaba el país para tener tranquilidad fiscal durante el período 2019-2022. Seguiremos a la deriva fiscal por cuenta de la “tragedia de los comunes” (todos quieren más gasto, pero nadie aporta los recursos adicionales para ello). La Administración Duque ahora tiene la compleja tarea de mostrar “creatividad” a la hora de explicarles a los mercados internacionales cómo es que habrá de honrarse la Regla Fiscal que postula una reducción del déficit fiscal de 3,1% del PIB en 2018 hacia 2,4% en 2019 y hacia 1,4% en 2022.
En nuestro balance macroeconómico de 2018 habíamos concluido que los riesgos observados durante dicho año arrojaban el siguiente resultado (de mayor a menor): 1) riesgos fiscales y tributarios (inalterado); 2) calidad de la cartera crediticia (inalterado); 3) repunte del desempleo (agravado); 4) riesgos externos (agravados); y 5) desaceleración económica (aliviado). Como veremos, los mayores riesgos de este año provendrán de: 1) los riesgos tributarios y fiscales, donde a las persistentes pérdidas en las metas de recaudo de 2017-2018 ahora habrá que sumarles la incapacidad de la llamada “Ley de Desfinanciamiento” para aumentar los recaudos de manera estructural.