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Analistas 25/04/2022

La relación salario mínimo a salario medio

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

En Europa se tiene un acalorado debate a través del cual se trata de averiguar cual sería el umbral de mayor equidad que se podría conseguir incrementando el Salario Mínimo Legal (SML) respecto del Salario Medio (SMedio). Detrás de esta controversia se tienen dos funciones objetivo que terminan minándose una a otra: a medida que se alcanza la función óptima de bienestar distributivo entre clases sociales al elevar el SML, se puede llegar a deteriorar la función óptima de generación de empleo a nivel agregado.

Este no es un debate nuevo en sí mismo, pues desde las épocas de la curva de Phillips que relacionaba inflación y desempleo, a finales de los años 1950, se tenía clara la noción de objetivos encontrados. De una parte, las políticas monetaria y fiscal excesivamente expansivas podrían ayudar a reducir el desempleo en el corto plazo, pero si la capacidad instalada no respondía rápidamente ello llevaría a mayor inflación. Y esto último afectaba a toda la población (especialmente los de menores ingresos), mientras que la generación de empleo adicional tan solo beneficiaba a la porción que antes se encontraba desempleada y ahora enganchada.

Más aún, el gran aporte de los premios Nobel de economía Friedman y, posteriormente de Phelps, es que encontraron que la dinámica repetitiva de estímulos que sobrepasaban la capacidad de respuesta del aparato productivo terminaba generando una peligrosa dinámica inflacionaria, como la ocurrida en los Estados Unidos hace 40 años, durante 1982-1988. Para atajarla, le tocó a Volcker, como Presidente de la Fed de entonces, escalar la tasa repo a niveles de dos dígitos y por periodo prolongado para contener esa creciente oleada de validación de mayores niveles de inflación. Dicha validación se venía dando a nivel de la propia Fed con sus excesos de expansión monetaria y a nivel del mercado laboral por excesos en reajustes salariales por encima de las ganancias en productividad laboral.

¿Acaso encuentra el lector un cuadro similar entre aquel de 1982-1988 y el actual de 2021-2022 en los Estados Unidos? Si la respuesta es afirmativa, no debemos extrañarnos entonces que los mercados se apresten a enfrentar un alza de la repo Fed desde el actual 0,25% anual hacia algo cercano a 3% a la vuelta de un año y hacia 4% anual a la vuelta de dos años. Esta será la única manera de evitar indeseados escalamientos inflacionarios, más allá de 8,5% anual (al corte de marzo), y de persistencia en burbujas especulativas. Afortunadamente, estas últimas ya han empezado a corregirse con la retracción monetaria iniciada desde finales de 2021 y los anuncios de alzas más aceleradas en las tasas de la Fed. De hecho, en lo corrido del año se observan caídas de 13% en el S&P500.

Decíamos que, en Europa, políticamente se viene trazando la meta de alcanzar un 60% en la relación SML/SMedio, buscando mayor equidad. Sin embargo, Ahlfeldt et al. (2022, “Optimal Minimum Wages”, Cepr) han concluido mediante modelos de equilibrio general que si la relación SML/SMedio tiende a superar 50% se empiezan a obstruir los canales de optimización del empleo frente a los canales de maximización de bienestar de los trabajadores. En aquellos países que, como Alemania, se manejan SMLs tanto a nivel nacional como regional se discuten estrategias de acercamiento de los dos objetivos a través de arbitrar entre el salario mínimo regional y el salario mínimo nacional.

En Colombia sucede que se tiene la anomalía en la cual la relación SML/SMedio ha venido fluctuando entre 70% y 80% durante 2000-2020 (ver gráfico adjunto). Esto significa que solo durante los años 1995-1998 Colombia parecía estar en los umbrales en los cuales dicha relación no afectaba tan negativamente la generación de empleo formal. En efecto, esa relación estaba cerca del 60%, donde teóricamente los objetivos de beneficios laborales Vs. Empleo no chocan. Sin embargo, es claro que en las dos últimas décadas estos objetivos han estado en constante choque.

Explicábamos recientemente, a raíz del reporte de la Misión de Empleo-II (2022), que la promoción de empleo apoyada en impuestos de destinación-específica termina generando efectos cruzados indeseable. En efecto, la historia de Colombia indica que el país optó por erradas cargas contributivas atadas a la nomina salarial (hasta del 63%), ensanchando recursos parafiscales, pero causando hondonadas en empleo formal y postración en productividad laboral. Colombia se ha caracterizado por tener una mala distribución del ingreso, empezando por salarios precarios para la mayoría. Esto debido a convergencia en dicha relación SML/SMedio.

Ello ha resultado de firmas (en su mayoría pequeñas) eludiendo pesadas cargas no-salariales del 52% y antes de la aprobación de la Ley 1606 de 2012 se tenia una carga de 63%. Así, en vez de promover empleo formal, los excesivos costos explican desempleo estructural de dos dígitos y “economía del rebusque” de bajísima productividad que representa 50% del mercado laboral (medido por aquellos que no aportan al Pila) y hasta de 75% (medido por aquellos que no aportan los 12 meses al Pila). Estos son entonces los grades desafíos laborales de la Administración del 2022-2026, los cuales deben encararse desde su llegada.

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