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Henry Kissinger, cumpliendo 100 años de vida dedicada a la historia moderna y a su aplicabilidad a la ciencia-política, ha escrito una verdadera obra maestra sobre “Liderazgo” (2022). En ella nos comparte sus profundas reflexiones cubriendo casi 40 años de vida activa en estrategia internacional y otros 25 años como académico, principalmente vinculado a la Universidad de Harvard.
El grueso de su vida como asesor internacional ocurrió durante 1960-1990, a los más altos niveles de la Presidencia de los Estados Unidos y de las multilaterales. Kissinger inició su carrera práctica con Nelson Rockefeller enfrentando a Nixon, pero tras el triunfo electoral de este último, en 1968, llegó a la cúpula del partido Republicano en decisiones internacionales. Sería “consejero” en la sombra de Reagan y de la Thatcher, a lo largo de la década de los años 1980, y cercano a esta dupla de “privatizadores” y pro-sector privado, la cual aceleró el colapso de la Cortina de Hierro, del Pacto de Varsovia y el desmantelamiento de Unión Soviética, todo ello evidenciado con la caída del muro de Berlín en 1989.
Las lecciones de vida que nos comparte Kissinger se edifican, en particular, sobre sus estrechas relaciones con seis líderes globales: 1. Adenauer (construyendo la confianza de Europa sobre la Alemania derrotada); 2. De Gaulle (imaginando una Francia unificada, a pesar de su evidente debilidad tras la invasión Alemana durante la segunda guerra mundial); 3. Anwar Sadat (sacudiéndose del fundamentalismo islámico para tender puentes de paz desde Egipto frente a una Israel empoderada, tras sus sorpresivos triunfos militares de 1946 y 1973); 4. Nixon (durante su “corto periodo” 1968-1974, tras verse forzado a renunciar ante el escándalo de espionaje partidista conocido como “Watergate”); 5. Lee (constructor de Singapur como ciudad-Nación, partiendo desde la creación de su partido, en 1954, y gobernando dictatorialmente hasta 1990, durante 30 años consecutivos); y 6. Thatcher (“la dama de hierro”, tal como la bautizaron los gobernantes de China, con quien Kissinger desarrollaría una profunda amistad y consejería estratégica que duró hasta el fallecimiento de Margaret en 2013, a sus casi 90 años).
Las relaciones personales entre Kissinger y los gobernantes de dichos países marcaron importantes derroteros estratégicos, pero yo me llevé la impresión de una empatía especial entre Kissinger con Sadat y con la Thatcher. Henry adoptó el compromiso profundo con la paz, siendo Anwar acusado de traicionar los principios de la Unión Árabe establecida desde la guerra de 1946; y en lo relacionado con la Thatcher, le admiraba su temple, su forma directa de pensar-actuar, y su obsesión con la libertad individual (contagiada de las ideas de Hayek), frente a la muy amenazante “cortina de hierro” que le tocó vivir a ella desde joven.
Tras los sangrientos ataques de octubre 7 de 2023 por parte de Hamás a Israel, vale la pena realizar aquí un breve recuento de lo relatado por Kissinger sobre los fallidos esfuerzos de paz liderados por Sadat hasta su asesinato en 1997, a manos de fuerzas militares internas que terminaron cobrándole su supuesta traición a los principios antisemitas de la Unión Árabe.
Recordemos que el nacimiento del Estado de Israel, en 1948, significó un gran conflicto social desde su origen, al particionarse Palestina entre árabes y judíos. Aunque dicha colonia británica venía preparándose para ello, desde 1920, la recurrente guerra civil tuvo graves escalamientos con repercusiones internacionales de gran dimensión, incluyendo la guerra del Canal de Suez con Egipto (1956), generando tensiones entre Gran Bretaña y Francia, de una parte, y los Estados Unidos, de otra parte.
Esta tensión se extendería con vehemencia a la “Guerra de los Seis Días” (1967) y sobre los años 1969-1970. Para entonces, el territorio de Israel se había multiplicado por tres respecto de su tamaño inicial, comprometiendo áreas asociadas a Egipto, Siria y Jordania. Así, el mantra de la paz requería devolución de dichas áreas o guerra recurrente, como en efecto ha ocurrido. Guerra que continuo nuevamente con el grave conflicto de “Yom Kipur” en 1973, hechos ocurridos también en los primeros días de octubre, replicando en este 2023 los horrores de tal guerra civil, la cual vuelve a amenazar los suministros de petróleo a Occidente, agravados desde 2022 con el conflicto Ucrania-Rusia.
Tanto en la introducción como en el cierre de su obra, Kissinger se pregunta por el origen de tales líderes globales, sobre cómo se forman, aprenden y ejecutan, dejándonos la sensación que, de ese tipo, “ya no se hacen tantos” en este siglo XXI. Se lamenta Kissinger de la falta de conocimiento profundo (deep literacy) y ofrece su interpretación sobre la evolución de la “aristocracia” comprometida con el cambio (casi que por razones de estirpe), en siglo XIX, hasta el surgimiento de una clase media tecnocrática global, cuna de los líderes allí comentados.
Concluye con un profundo análisis sobre las implicaciones de la inmediatez de la “comunicación visual”, dificultando el verdadero entendimiento de las causas profundas y sus posibles soluciones. Sorprendentemente, Kissinger a sus 100 años incursionaba sobre las implicaciones de la cibernética en los conflictos globales y el papel de la inteligencia artificial, como si estuviera en la flor de la vida; admirable Henry¡¡¡