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En julio-2024, la Fed optó por dejar inalterada su tasa repo-nominal en los mismos 5,5% alcanzados un año atrás, completando así el ciclo de apretón monetario más prolongado desde 1979-1988. En aquel entonces Volcker había logrado reducir la persistente inflación desde niveles que tocaron 15% anual.
No obstante, las condiciones de los Estados Unidos parecen estar alineadas como para concretar un recorte de tasas de -25pbs en septiembre, dada la volatilidad que ha generado el repunte del desempleo a 4,3%, encendiendo las alarmas de la “regla Sahm” al superar en +0,5 pps el nivel de hace un año. Este accionar de la Fed haría posible consolidar un “aterrizaje suave”, siguiendo su mandato “dual” de generar el mayor empleo posible, asegurando una inflación baja y estable.
Aunque el PIB-real de Estados Unidos se ha continuado desacelerando de 2,5% hacia 2% en 2024, cabe aplaudir este desempeño dada la persistencia de altas tasas de interés. Gracias a ello se ha contenido la inflación en momentos en que allí se alcanza el punto medio del ciclo 2022-2025.
La principal preocupación ha estado focalizada en el mercado laboral, el cual mostraba seguros de desempleo activándose a 250.000/mes, pero el dato más reciente ha regresado a los 230.000. Cabe esperar entonces que el desempleo llegue a 4,5% para finales de 2024. Esta volatilidad laboral ha ocasionado un esperado enfriamiento del mercado accionario, corrigiendo en días recientes el S&Poors hacia niveles de los 5.300 vs. su pico de 5.600 en julio-2024. Aun así, se tiene una valorización razonable de 11% anual en año corrido frente al insostenible 18% anterior.
Los mercados financieros han sobre reaccionado a los registros laborales (antes señalados) y han incrementado la probabilidad de una recesión, pasando de 15% a 25%. Pero “los datos duros” aún no muestran tracción suficiente en dicha dirección respecto del consumo o de la producción industrial (más débil sí, pero aun sin señales recesivas). En cualquier caso, parecen existir condiciones favorables para un “soft-landing”, pues la inflación total está convergiendo hacia 2,5%-3% al cierre de 2024, aunque la inflación subyacente todavía persiste cerca de 3,5%.
Esto implica que si bien la Fed estaría llevando su tasa repo nominal hacia 4,5% para finales de 2024 (-100 pbs), todavía continuaría con reducciones lentas hacia 3,5% a lo largo de 2025, en función del anclaje final de la inflación hacia el deseado 2%. Gracias a la aplicación de la ortodoxia monetaria (retomada en hora buena por Powell tras sus erráticos movimientos en 2021-2022), el balance de la Fed hoy es positivo.
En cambio, el balance macroeconómico de Colombia no resulta tan positivo, aunque cabe aplaudir que aquí también se haya impuesto dicha ortodoxia monetaria en medio de un desgobierno izquierdista con objetivos difusos y rimbombancia cantinflesca. En materia de crecimiento del PIB-real, llegaríamos a 1,5% al finalizar de 2024, lo cual implicaría un crecimiento de solo 1% real promedio año en 2023-2024 (pero crecimiento cero en términos per-cápita bajo la Administración Petrista).
A su vez, el desempleo ha continuado elevándose y en junio se ubicó casi un punto porcentual por encima de un año atrás y +0,3 pps en promedio en lo corrido del año. Al continuar, durante el primer semestre, las contracciones de sectores vitales como comercio, industria y construcción (a -3% anual y representando casi un tercio del PIB), cabe proyectar un desempleo promediando 10,5% en 2024. Recordemos que la generación de empleo a lo largo de 2023 estuvo apadrinada por mayor gasto público operativo (en cerca de un tercio). Pero al recortar dicho gasto en cerca de 2% del PIB en 2024, por desplome del recaudo (en cifra similar), se ha hecho evidente el repunte del desempleo frente a la debilidad de la demanda agregada.
La inflación, afortunadamente, ha continuado cediendo y al corte de julio-2024 se ubicaba en 6,9% anual y la inflación subyacente a 7,3% anual. Si bien ello representa un alivio frente a 9,3% de inflación total en 2023 (o el 10% en la subyacente), cabe esperar una inflación de 6% en 2024 y una subyacente cerrando en 6,5%. Estos registros de inflación en Colombia continuarían siendo poco satisfactorios y, además, será el cuarto año consecutivo de pérdida de la meta de inflación.
Sin embargo, el marco jerárquico de operación de la inflación-objetivo del BR nos indica que un exagerado apretón monetario no estaría asegurando un registro inflacionario de 3% en 2024. Y, en cambio, se estarían comprando problemas de mayor tensión financiera y debilidades macroeconómicas. En el gráfico adjunto ilustramos cómo se tenía, a junio-2024, una “sobredosis” de apretón monetario cercana a los 125 pbs respecto de la meta de una repo-real-core cercana a 2% (repo-real-activa). Esto implica que, a la altura de marzo-2024, el BR hubiera podido reducir su tasa repo nominal hacia 10,5%, en vez de 12,25% observado; y a la altura de junio-2024 a 9,5% en vez de 10,75% adoptado (por votación 5 contra 2).
Cabe aplaudir sí que dicha “sobredosis” de apretón monetario se haya venido reduciendo de los 200pbs de enero-marzo a los actuales 125pbs, pero las debilidades del sector real nos indican que todavía el BR puede hacer un poco mas para ubicarse en la curva y no por encima de ella, como lo hemos venido argumentando.