MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Colombia atraviesa por una delicada situación externa, pues sus exportaciones totales caen a ritmos de -3,8% anual (en dólares) en lo corrido a agosto de 2019 y su déficit externo se perfila hacia faltantes equivalentes del -4,4% del PIB al cierre de este año. Esta tendencia externa va en contravía de la esperada corrección hacia -3,4% del PIB que pronosticaban las autoridades al inicio del año.
Las autoridades han dicho que ello no les preocupa mayormente, pues confían en que la flotación cambiaria continúe siendo la válvula de ajuste (ahora con ritmos de devaluación de 12% en promedio anual) y en que el repunte de las remesas ayudaría a contener el colapso de las exportaciones no-tradicionales (cayendo a ritmos de -1% anual en dólares). Es claro que Colombia tiene serios problemas estructurales en sus déficits gemelos (externo-fiscal) y que esas explicaciones de tranquilidad lucen algo superficial. Veamos el caso de las remesas del exterior.
Es cierto que los flujos de remesas a países de bajo-mediano ingreso alcanzaron una cifra récord en 2018. Dichos flujos habrían alcanzado los US$529.000 millones en 2018, creciendo casi 10% frente al año inmediatamente anterior (ver World Bank, “Migration and Development Brief”). Colombia no ha sido ajeno a dicho auge en remesas, alcanzando niveles de US$6.300 millones en 2018 (expansión de 15%) y perfilándose hacia los US$7.200 millones en 2019-2020 (ver gráfico 1).
Nótese, sin embargo, que dichas remesas tan solo han regresado a sus niveles del 2% del PIB de una década atrás, tras su desplome a 1% del PIB durante la crisis económica global de 2008-2009 (ver gráfico 2).
El buen desempeño macro-financiero de Estados Unidos (que representa un 47% del total de remesas de Colombia) ha jugado un papel fundamental. Esa economía había sido importante receptora de migrantes y, a pesar de ello, logró reducir su tasa de desempleo a solo un 3,7% (inferior al Nairu del 4,5%) al crecer cerca del 2,5%-3% en 2017-2018. Sin embargo, la dinámica de los salarios ha sido menor, pues estos deberían estar creciendo al 3% real y solo lo han hecho a la mitad de ese ritmo, probablemente por el efecto tecnológico, ver Haskel y Westlake (2018), http://anif.co/sites/default/files/torre_de_marfil_181.pdf.
Dada la devaluación peso-dólar, se hubiera esperado un menor flujo en dólares, pues la devaluación de 70% durante 2015-2019 favorece fuertemente a los receptores en Colombia. También resulta común asociar las buenas dinámicas en remesas con movimientos migratorios (ver Banco de la República, Borradores de Economía No. 1.066 de 2019). No obstante, datos recientes del Pew Research Center indican que el número de colombianos en Estados Unidos se ha reducido de 1,1 millones en 2013 a tan solo 800.000 en 2017, como consecuencia de la crisis económica (antes comentada).
La hipótesis subyacente que Anif ha ventilado es que ha sido el auge del narcotráfico el que explica esos crecimientos del 15% (en dólares) en el envío de remesas, pues ni el incremento de salarios del exterior ni el número de emigrantes logran explicar dicho auge de remesas.
España se ha consolidado como el segundo remitente de remesas hacia Colombia con un 15% del total de flujos recibidos. También como resultado de su crisis (2008-2012), se tuvo un estancamiento en la población colombiana residente en dicho país, en cerca de unas 400.000 personas. Chile (6% del total), Panamá (4%) y Ecuador (3%) han venido ganando importancia como remitentes de remesas, pero están lejos de tener la importancia de Estados Unidos o España. Venezuela ha dejado de ser relevante en sus envíos de divisas.
En síntesis, existe una clara desconexión entre el comportamiento macro del exterior (crecimiento, número de migrantes y comportamiento salarial) que explique este “auge” de remesas del cual se ufanan tanto las autoridades. No se ha hecho un estudio serio sobre el impacto del recrudecimiento del narcotráfico (duplicando su producción) y las remesas recibidas del exterior, ver Comentario Económico del Día 18 de abril de 2018. Hasta la propia Uiaf ha reconocido el problema de “blanqueamiento” de capitales, pero sin entrar en mayores detalles.