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Se firmó la “Declaración de Berlín” en la cual prominentes economistas (centro-izquierda) se deslindaban de los principios del llamado “Consenso de Washington” (centro-derecha), el cual había hecho un llamado (en 1989) a seguir unas reglas básicas de equilibrios macroeconómicos, ver Rodrik et al. (2024 “From…” Project Syndicate, June 6th). Estos principios de Washington incluían propugnar por la competencia de los mercados a través del comercio internacional; abrir espacio a las sinergias públicas-privadas en la administración del Estado (incluyendo los sectores de salud, educación e infraestructura); y, de esta manera, acelerar la inversión, el crecimiento y el bienestar (especialmente reduciendo la pobreza).
Berlín ahora ha puesto énfasis en peligros del calentamiento global (que son reales) y en concentración del ingreso. Pero éstos últimos resultados han mejorado gracias a mayor progresividad tributaria y mejor focalización de subsidios. Por ejemplo, Francia y Alemania logran reducir su coeficiente Gini de 0,45-0,50 hacia 0,30 gracias a dichas intervenciones Estatales. Inclusive hasta Colombia ha mejorado la efectividad de sus intervenciones al reducir su Gini de 0,53 a 0,43 tras esas intervenciones (-0,10 Vs. -0,02 anterior).
Entonces la conclusión de Berlín luce algo sesgada sobre la idea de que Washington, por culpa de las multilaterales, se había olvidado de los pobres y también de la equidad en países emergentes. Allí están los números demostrando el gran progreso que se ha tenido durante 1990-2024 (aun tras crisis Lehman e impacto covid).
China e India han liderado la reducción en pobreza y los datos más recientes la ubican tan baja como 5%-10%, gracias aceleración PIB-real resultante del aprovechamiento del comercio internacional; América Latina no ha sido tan exitosa (bajando pobreza de 50% a 35% en prepandemia), pero los progresos han sido evidentes, especialmente en aquellos que siguieron principios de equilibrios macro (México, Chile, Perú y Colombia).
Por eso resulta pertinente recordar aquí que el pionero global en la aplicación de los subsidios antipobreza fue Milton Friedman (tal como lo relata en detalle la historiadora J. Burns, 2013 “….: The Last Conservative”). Sí, el mismo Friedman vilipendiado como el padre del neoliberalismo y asociado a Washington y su consenso; acusado del acabar con el Estado de Bienestar simplemente por explorar y sugerir cómo la participación del sector privado podía prestar mejores servicios y más baratos que los públicos en los campos arriba señalados.
Friedman, el padre del “ingreso-universal pro-pobre” (tema tan en boga ahora), resulta que acuñó esta idea en discusiones con el socialista Gunnar Myrdal (Premio Nobel Economía de 1974 al lado de Hayek). A raíz de la obra de Myrdal “American Dilemma (1939)”, Friedman se puso en la tarea de instrumentar dicha reducción de la pobreza a través de: i) medir la canasta nutricional básica que evitaría desnutrición (… hablaba del mínimo-standard, fundando la idea de “línea de pobreza”, mientras Sterner, asistente de Myrdal, consideraba que ello no se podía medir de manera “objetiva”); ii) idear un esquema anti-burocrático para entregar estos subsidios a los pobres y combatir, especialmente en depresiones, el alza en la pobreza, dando origen al hoy conocido “impuesto-de-renta-negativo”; y iii) consolidar el trabajo del “matriarcado” (solo por él destacado) de las valiosas investigadoras sobre consumo de los hogares (incluyendo a Brady, Reid, Schwartz y su futura esposa Rose; asociadas a las UChicago y UWisconsin).
Le tomó dos décadas (1940-1960) a Friedman convencer “al establecimiento” sobre cómo esta focalización pro-pobre sería un arma eficaz en dicho objetivo. Y, oh sorpresa, cuando finalmente ello caló bajo JFK, el secretario del CEA (J. Tobin) quiso apropiarse de la paternidad del “impuesto de renta negativo” (pág. 277). Pero Friedman lo había expuesto previamente en el foro internacional liderado por Hayek (Mount Pelerin) y Stigler había formalizado esa idea de Friedman en el AER (1946).
Esta idea la divulgaría Friedman ampliamente en su posterior “Capitalismo y Libertad” y ya con la satisfacción de haber implementado los primeros esquemas de “transferencias monetarias a favor de 10% más pobre” bajo LBJ en 1965. Shiver, el cuñado de JFK, hasta creo un laboratorio-público de ”oportunidades” en 1966 y su partido Demócrata se abanderó en esta causa concebida, diseñada e impulsada por “el último conservador: Milton Friedman”.
Así que “mucha vergüenza” le puede estar dando al gobierno de Petro reconocer que buena parte de sus ideas pro-pobre provienen de alguien que como Friedman gustaba pensar y elaborar “sobre lo que sí funciona”. La diferencia está en que Friedman sí conceptuaba como peligrosa la idea de estar generalizando estos programas en épocas de buen desempeño económico, pues sabía que en estas circunstancias la generación de empleo se encargaría de proveer los ingresos pro-pobre.
Y también son de autoría de Friedman otras ideas “que sí funcionan” como los váuchers-educativos pro-pobre, dándoles la oportunidad de montarse en el “ascensor social” al aplicar educación de calidad apalancada en ingresos públicos y provistos de manera complementaria a la educación del sector privado. Temas que comentaremos en otra ocasión. Presidente Petro: su celebración sobre reducción de la pobreza en Colombia ha sido posible gracias al progenitor de tal idea… Milton Friedman.