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Analistas 17/10/2024

Querido lector

Sergio Molina
PhD Filosofía UPB
La República Más

Vengo escuchando que las noticias por estos días te angustian y confunden, que su contenido no se te hace del todo benéfico, que los augures anticipan noches oscuras de desvelo. Por ello quiero insinuarte la salvedad en cuanto al buen propósito del que escribió lo que leíste y viste. También, quiero que actives el modo esperanzador que yace en toda persona, más allá de la mueca optimista.

Algunas personas renegando del mundo, hacen dietas noticiosas y se desconectan de la realidad del país. Que una cifra en rojo o la ambigüedad de un funcionario del estado, no te hagan subir de tono, acidificando el cuerpo y dañando tu biología y estado emocional. La economía es un vaivén como la vida misma, con factores controlables y otros que no. Me apego al tan aludido estoicismo y al sentido común, que pone en su sitio a los estados de miedo que nos armamos en la cabeza. No estamos cerca de la utopía, tampoco del fin del mundo, que dicho de paso se ha acabado muchas veces antes.

Es fundamental diferenciar el propósito amarillista de uno que otro medio, de la descrita realidad paradójica y a veces risible de nuestra sociedad. Seguramente somos tropicales, coloquiales y a veces histriónicos. Desde que tengo uso de razón, escucho a mis cercanos diciendo a modo de queja con terror que, ¡está dando una gripa terrible!, que ¡están negando la visa!; ¡el dólar está por las nubes!, ¡las tasas de interés no favorecen!, ¡el dinero no produce! ...nos hemos predispuesto al fatalismo. Considera que la percepción no es responsabilidad del que escribió, si no del que leyó y lo que entendió, porque para colmo, tenemos una pésima comprensión lectora.

Dar cuenta de algo, tal cual los hechos, es el propósito de un portavoz y del medio de divulgación, “formados en informar”, rigurosamente y con emoción moderada. No se faltará a ese bello fin que se vuelve servicio social, no obstante, si se aflojara en el ejercicio, -informando a medias, o haciéndolo más apasionadamente de lo normal, considerémoslo como asunto coyuntural.

La mirada concreta a las cosas, resumida en una expresión nada conformista, más sí fiel, plantea que: ¡ahí, lo que hay! En tal sentido, no es nefasto el medio, portal o tabloide porque si, es el espejo de la “realidad”, concepto que le cuesta definir a la filosofía, dado que incluye la percepción y los acontecimientos individuales, así que vano es culpar a los mensajeros por el contenido del mensaje y más infructuoso si el cristal del receptor está empañado por el pesimismo.

Entonces, querido lector, tienes también la responsabilidad de instruirte, de no caer en el pánico y la suposición. No busques la fiebre en las sábanas, intuyendo mala intencionalidad del medio que es portador de mensajes concretos que algunos usuarios prefieren, sin edulcorantes ni almíbar. En épocas de reportar lo calamitoso y desfavorable, los mensajeros y cronistas, también confiamos en la prudencia de los lectores y oyentes, objetivos y esperanzados.

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