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Teniendo en cuenta la situación económica mundial y especialmente lo que sucede en América Latina, la circunstancia que en nuestro país esté creciendo la economía, si bien a menor rata, es una noticia relativamente alentadora. En 2015, el PIB nacional creció 3,1%, superando a la mayoría de las naciones de la región, incluyendo, por supuesto, países con crecimiento negativo como Brasil y Venezuela, este último, con resultados pavorosos, lo que influye en Colombia porque era un aliado comercial importantísimo.
El futuro va a depender entre múltiples asuntos, de cómo se supere la vulnerabilidad de sectores básicos como la agricultura y la industria; que se mantenga el auge de la construcción, incluidas las edificaciones y la infraestructura; del costo de los procesos de paz; del desempeño de las regiones y consecuentemente del avance en competitividad de las principales ciudades, máxime que algunas venían en deterioro, como es el caso de Bogotá que representa cerca del 27% del agregado económico nacional.
El buen suceso de Bogotá impacta de forma contundente el desarrollo de Colombia. Además, el esfuerzo del Gobierno Nacional por desatrasar la infraestructura del país, no podía excluir la capital.
Pues bien, la calidad de vida en Bogotá y la competitividad de la región, están ligadas hoy más que nunca al mejoramiento de la infraestructura, particularmente la de transporte. Un factor fundamental para corregir la movilidad y para la conectividad de Bogotá, es que los proyectos de ampliación de acceso vial se ejecuten con una adecuada planeación, sin descuidar los diferentes modos de transporte.
Revisados los proyectos viales en manos del alcalde Peñalosa, apoyados por el Gobierno Nacional con el liderazgo de Vargas Lleras y con la inclusión de la Gobernación de Cundinamarca, se puede concluir que contemplan de manera ambiciosa, conexión y ampliación vial por todos los puntos cardinales de la ciudad. Son 28 proyectos que se ejecutarían mediante la figura de Alianzas Público Privadas, sin comprometer, en la mayoría de los casos, recursos públicos de caja.
Al nororiente, conexiones a La Calera por la Calle 153 y por la Calle 170; ampliaciones por el norte, tanto de la Séptima como de la Autopista Norte; al occidente, la Calle 170 a Cota, el Anillo vial de Occidente, la Autopista Urbana Calle 80, la Avenida Centenario, la Avenida José Celestino Mutis y la ALO; al Sur, la Perimetral, la ampliación de la Autopista Sur, un Viaducto a Soacha; y al suroriente ampliación de la salida a Villavicencio. Son proyectos cruciales e inaplazables.
Sin embargo, la ciudad tiene que enfrentar duros retos para llevar a cabo este ambicioso plan, dentro de los cuales se encuentran, alinearse con los demás planes de la región, que sean amigables al medio ambiente y que las especificaciones de las obras estén dentro de un criterio institucional de calidad y en armonía con el Plan de Desarrollo, el POT de Bogotá y los de los municipios vecinos.
Para finalizar, resulta inaudito que el PIB de edificaciones, durante los últimos cuatro años decreciera en promedio el 2% en Bogotá, como bien lo señala Camacol. Ya cambió la tendencia. La construcción de edificaciones en la región ha representado en las últimas décadas, en aporte económico, cerca del 40% de las construcciones del país. Pues bien, con la estabilidad jurídica de la norma urbanística de Bogotá, la construcción seguirá jalonando el desarrollo tanto de la región, como a nivel nacional.