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El permanente cambio de reglas en todos los ámbitos genera confusión. La democracia no es ajena a esta circunstancia. La Consulta interpartidista para escoger candidatos -entre candidatos presidenciales ya inscritos- ocurrida por primera vez el 11 de marzo pasado, permitió que solo los que se sometieron a la misma, pudieron aprovechar publicidad en medios impresos, radio y televisión, acompañar a sus aspirantes al Congreso y gastar recursos a manos llenas sin que estos hicieran parte del tope permitido para la campaña presidencial. Esta nueva regla hizo desaparecer expresiones diferentes a los extremos en juego en las consultas.
Evidentemente la Consulta generó inequidad, que hoy se refleja en la opinión.
Aunado a que los noticieros y gran número de analistas generaron ambiente según el cual ya estaba liquidado el proceso de elección presidencial con los ganadores de la misma. Iván Duque movió el rechazo al Presidente Santos, el miedo a la catástrofe de Venezuela y la polarización con Petro. Publicidad para ambos. Por eso salieron gananciosos, lo que se acaba de confirmar en la denominada Gran Encuesta de esta semana, que refleja esa foto.
Las elecciones parlamentarias fueron mucho más que una encuesta, corresponden a un censo electoral donde participamos 17,6 millones de colombianos. La Gran Encuesta de esta semana, si bien corresponde a un trabajo técnico, participó menos del 1% de los ciudadanos que se acercaron a las urnas el 11 de marzo pasado. Algunos analistas difundieron -influyendo- lo que hoy se refleja en la encuesta, la disputa de 9,6 millones de sufragios entre las consultas lideradas por Duque y por Petro, sin aclarar que en dichas elecciones, cerca de 7 millones de ciudadanos se presentaron a elegir parlamentarios y no participaron en esas consultas.
Esos colombianos que sÍ se presentaron a las urnas y no votaron en las consultas, probablemente en la elección presidencial tampoco lo harán ni por Petro, ni por Duque. Como su candidato no estaba en juego se abstuvieron de participar. Si a esta realidad de cerca de 7 millones de personas, se le suma que ambas consultas tuvieron votos de ciudadanos de otros partidos, es evidente que la Consulta interpartidista no contempló el sentir de la totalidad de los votantes.
Lo más probable es que de esos votantes que no participaron en la Consulta y sí lo hicieron eligiendo senadores y representantes, de Cambio Radical, del Partido Conservador y del Partido de la U, la mayoría sean simpatizantes de Vargas Lleras; de igual forma, que los que eligieron Congresistas liberales lo sean de De la Calle y, los de la Alianza de Fajardo estén con este. El centro ampliado, que no participó de la Consulta, e incluso algunos que participaron en la de centro derecha, pueden estar también con Germán Vargas, lo que se deberá reflejar en la primera vuelta presidencial.
Un electorado responsable, más que influenciado por la distorsión de la Consulta y las encuestas, deberá escuchar, analizar y decidirse por el candidato con el mejor programa de gobierno, que tenga experiencia en manejo de país y que cuente con gobernabilidad. El mejor escenario para la decisión son los debates presidenciales venideros. En esta recta final por la Presidencia, ya con todos los candidatos en debate, los votantes podrán tomar la mejor decisión.