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La interacción y desarrollo de la política y la economía construye sociedad; son indisolubles. La política es la ciencia para gobernar. La economía es la ciencia para administrar los recursos tendientes a satisfacer las necesidades humanas. En esa interacción se requieren organismos técnicos de control.
Ahora bien, como parte del estado de derecho, las autoridades y los organismos de control supervisan los agentes de la economía. Para nuestro caso, existen superintendencias que vigilan la actividad empresarial, la que generalmente se concentra de forma exclusiva y en ocasiones injusta en las empresas formales.
La ley les permite a las superintendencias ser juez y parte, lo que ha generado aparente conflicto de interés y extralimitación. No obstante, las tres principales superintendencias han tenido un liderazgo institucional adecuado y con resultados positivos en lo de su competencia.
La Superintendencia Financiera es la encargada de la inspección, vigilancia y control sobre quienes participan en la captación de recursos del público; supervisa de manera adecuada el sistema financiero formal, regula dicho mercado, siendo un órgano técnico. En ocasiones, el ciudadano de a pie no comprende la relación de la Superintendencia con la banca, incluso, siente que hay favorabilidad para los bancos cuando reclama.
La Superintendencia de Sociedades como agencia de gobierno está hoy liderada por Juan Pablo Liévano Vegalara, extraordinario abogado y conocedor del mundo de las empresas, lo que le ha dado equilibrio en la dirección de la misma. Ha desbordado su capacidad para atender trámites de reorganización empresarial como consecuencia de la pandemia. Es igualmente una entidad de vigilancia seria.
La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), tiene entre sus funciones la protección al consumidor, la libre competencia económica, los datos personales, administrar el sistema de propiedad industrial, entre otros. Se destaca hoy porque su líder Andrés Barreto González, reputado servidor público y magnífico abogado, cercano al presidente Duque, le ha dado un manejo integral y técnico a cada uno de los temas de su competencia. Hoy, es visto por el empresariado como un garante de imparcialidad, con trabajo de gran impacto en la economía y por sobre todo en beneficio de los consumidores.
La SIC ha contribuido a mejorar la imagen institucional de Colombia en el escenario mundial. De hecho, fue destacada por la Global Competition Review como una autoridad expedita, eficiente y, en esta administración, discreta. La SIC fue la sede de la reunión mundial de autoridades de competencia, International Competition Network, que se llevó a cabo en Cartagena, Colombia y tuvo una participación destacada, además de sus valiosos aportes a las entidades mundiales de protección del consumidor y de habeas data.
El Superintendente de Industria y Comercio ha tenido un rol fundamental en la emergencia económica, adelantando requerimientos e investigaciones por posibles prácticas anticompetitivas y contrarias al régimen del consumidor. Barreto es un buen ejemplo de cómo debe hacerse el control empresarial, particularmente reaccionando de manera asertiva a coyunturas impredecibles como la actual.