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De manera metafórica, el libro “La tormenta perfecta” de Sebastián Junger, que sirvió para la película en el año 2000 del mismo nombre, ha ayudado para relatar y presagiar conjunto de acontecimientos desfavorables para una mayoría de industrias, donde se juntan malas condiciones respecto a su situación y el resultado puede llegar a empeorar. ¿Es esto lo que puede suceder a la construcción de edificaciones? Veamos.
En Colombia la mitad de las edificaciones se ejecutan sin licencia de construcción. Los trámites son excesivos. En ocasiones el abuso de las autoridades golpea la actividad formal. Por otra parte, la construcción de vivienda, después de la crisis de la Upac, encontró hace dos décadas el camino de promover los proyectos sobre planos a precio fijo para compradores, con inflación controlada. Hoy se descuadernó. La inflación está al alza, los precios de los insumos están desbordados, especialmente los que están atados al dólar.
Como si fuera poco, la incertidumbre política afecta la inversión. Empeora, con la capacidad de compra de los hogares, aunado a la subida de tasas de interés, su tendencia hace incalculable la cuota de amortización para compradores que, han de cerrar su adquisición con crédito de largo plazo.
Ahora bien, nuestro ordenamiento jurídico establece autonomía local para la norma urbanística, siendo el POT de cada ciudad el instrumento para el planeamiento y desarrollo urbano. También hay tumbos. La falta de estabilidad de las normas, los excesos de cargas y la carencia de reglamentaciones, frenan la construcción ordenada en gran parte de los municipios del país.
Ejemplo es el POT de Bogotá que, estaba desactualizado desde el decreto 190 de 2004. En la alcaldía de Petro, su POT duró poco, se cayó judicialmente habiéndose revivido la vieja norma. Lo mismo sucedió con el POT de la actual alcaldesa, el decreto 555 de diciembre pasado fue demandado y mediante medida cautelar se suspendió; acaba de ser revivido por decisión del Tribunal de Cundinamarca. No hay pronunciamiento de fondo. El decreto 555 de 2021 es el POT vigente para la capital desde la semana pasada.
En contrapeso, la potencia de la vivienda como instrumento de política para el crecimiento económico y el empleo, está siendo ratificada como tal por el actual gobierno. En el país se crean más de 280 mil hogares por año y si acaso construimos de manera formal el 60% de las viviendas necesarias, siendo entonces un mercado demandado. La vivienda es el refugio contra la inflación.
El gobierno Petro está comprometido con la vivienda social. La renovación de la vivienda hacia la sostenibilidad y en equilibrio con el medio ambiente es mandataria. Para el caso de Bogotá, la vigencia del decreto 555 está en incertidumbre y su aplicación afecta la construcción en algunos tratamientos urbanísticos; sin embargo, ya comienzan a ser expedidos algunos decretos reglamentarios para ser aplicable.
Es evidente que vienen tiempos difíciles para la industria de la construcción, lo que obliga a concertar la nueva realidad, con grandes esfuerzos e innovaciones, para lograr que la vivienda como cimiento de estabilidad y bienestar, supere la tormenta.