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La finitud del medio ambiente y su obligatoria conservación ha hecho que se produzcan compromisos de gran número de naciones en tal sentido. En su construcción y desarrollo, han existido cumbres climáticas como la COP26 promovida por la ONU, reunión hemisférica que acaba de concluir, donde participaron centenares de líderes de cerca de 200 países suscriptores del Acuerdo de París. Se pretendió un gran Pacto, habiendo avanzado solo parcialmente, por lo que se denominó su resultado simplemente como los Diálogos de Glasgow.
Entre los acuerdos globales de Glasgow está el de reducir los combustibles fósiles, especialmente el carbón que es altamente contaminante; China e India (los países más poblados del mundo), son los mayores productores de carbón, quienes ejercieron presión para que se llegara solo al acuerdo de la reducción progresiva. Las compensaciones económicas a cargo de países con gran industria contaminante también se matizaron, por ello, el mecanismo para “Pérdidas y Daños” no quedó expresamente incluido en la decisión final.
Nuestro país fue destacado en la Cumbre de Partes por sus acciones para enfrentar las amenazas climáticas, presentadas por el propio presidente Iván Duque en la Conferencia.
Entre otros asuntos tenemos ley de energías renovables, que además invita a la inversión extranjera, plan para llegar a neutralidad de carbono en 2050, con líneas de acciones concretas, entre ellas el programa de lucha contra la deforestación, incentivos para realizar construcción sostenible y en general acciones que lleven a tener ciudades verdes, alineadas con el propósito de defender al planeta del cambio climático.
Colombia obtuvo, además de grandes aportes económicos de países desarrollados, recursos por US$600 millones del BID para la mitigación climática. El Presidente Duque puso a nuestro país en la agenda mundial del sueño verde como política de Estado de largo plazo.
Por otra parte, la alcaldesa Claudia López, también presente en el encuentro, mostró que uno de los ejes estructurales de nuestro planeamiento territorial, de autonomía local, es la preservación del medio ambiente. Los cables aéreos para transporte ciudadano hacia las lomas periféricas de Medellín y Bogotá, son ejemplo de solución de movilidad respetuosa del medio ambiente y con gran impacto social. El ordenamiento de la capital planea que las personas se muevan de formas sostenibles, privilegiando el transporte público masivo e integrado en sus diferentes modos, lo mismo que la caminata y los viajes en bicicleta.
También, Bogotá ratificó ser referente en este loable propósito, liderando junto con Santiago de Chile la implementación de buses eléctricos en su sistema de transporte público integrado. Nuestra ciudad, después de las ciudades de China, es la que mayor número de buses eléctricos ha comprado en los últimos años, con 1.485 vehículos de última tecnología que recorren sus calles desde diciembre de 2020. Los beneficios son notables en la reducción de emisiones contaminantes y de ruido. Lo que se complementará con la primera línea del metro, en ejecución, con energías limpias.
Con lo anterior, hemos de ser protagonistas de equidad social, desarrollo y competitividad, en línea con el sueño verde global.