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El medio ambiente no es monopolio de los ambientalistas, aunque pareciera. Hay otros actores que pasan invisibles en la actual coyuntura, y que ninguna de las miles de personas que marcharon en la Huelga Mundial por el Cambio Climático (Global Climate Strike) reconoce: el sector empresarial.
El llamado a salvar nuestro planeta ha irrumpido con fuerza en las agendas públicas y mediáticas, en las cuales los jóvenes y ambientalistas se han tomado la palabra y nos envían un mensaje poderoso que no podemos ignorar. Lo que nadie acordó es que este fuera un tema o agenda exclusiva de un único sector de la sociedad. No se trata de monopolizar el discurso cuando hay tantos actores involucrados tomando acción.
Distintas empresas, de diversos sectores económicos, están ejecutando acciones importantes en la materia y tienen hojas de ruta definidas, con indicadores claros y medibles en temas de sostenibilidad, economía circular, reforestación, reducción de gases de efecto invernadero, entre otros, con el fin de contribuir en esta lucha global, que es de todos. Hay iniciativas que merecen ser escuchadas y que aportarían mucho a una discusión realista, no idealista.
Infortunadamente, los discursos emocionales tienden a ser más efectivos en la opinión pública que los datos; y la mayoría de veces preferimos escuchar información que valide nuestras creencias, que atender a argumentos contrarios a nuestros valores o creencias existentes. Quizá esta sea la razón por la que es cada vez más difícil abrirse un espacio en estos temas y por la cual hay una narrativa que predomina y gana terreno a costa de abstraer a otros del diálogo.
Pero lo cierto es que la discusión de temas ambientales es toda menos exclusiva. Por el contrario, pasa por una dimensión social, económica, tecnológica, y política. Por esto la coyuntura del movimiento contra el cambio climático, liderado por la joven activista sueca Greta Thunberg, representa una oportunidad para las empresas de mostrar cuál es su rol en la discusión y las acciones que están implementando. El llamado es a que hablen más de lo que el mundo está hablando hoy y nutran la conversación, identificando una nueva narrativa y lenguaje que acerque el mensaje a sus audiencias.
Y a los ambientalistas y sociedad en general nos corresponde entender que hay otros actores que no marchan, no están activos en redes sociales o siendo protagonistas en los medios de comunicación, pero que comparten los mismos objetivos y están actuando. El llamado es a no radicalizar la discusión. Este no es un tema de buenos y malos, y no debe venderse como un discurso hegemónico.
Si de verdad nos interesa el cambio climático y la preservación de nuestro planeta debemos celebrar las pequeñas y grandes acciones que se están llevando a cabo desde todas las orillas. El medio ambiente es de todos: jóvenes, científicos, políticos, ambientalistas, académicos, gobiernos, empresas. Todos los actores que integran nuestra sociedad. Y no debe ser una agenda exclusiva. ¿Será que los ambientalistas no se dan cuenta de esto? ¿O las empresas necesitan alzar su voz e ir a la huelga?