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Acertados homenajes se han hecho a la belleza de Colombia, pero queda pendiente el apoyo del gobierno al turismo. Alojamiento y servicios de comida fue el quinto sector cuyo PIB más cayó en 2023, un descenso de 5,4%, representando $36,4 billones de actividad económica. Las divisas generadas por transporte de pasajeros y viajes serían la tercera exportación del país. Si bien no hay regulación reciente que afecte el sector, tampoco se promueve. Ya es hora de formalizar las ofertas de corto plazo de residencias turísticas, incluyendo las de plataformas digitales y redes sociales, creando un tributo único hotelero que disminuya el IVA de 19% a 5%. Es uno de los pocos casos donde bajando el impuesto, es probable que se recaude más. Todos en la cama o todos en el suelo.
En 2009 presenté una ley de espectáculos públicos que recopilaba todos los impuestos del sector, desde los de la guerra con Perú hasta los locales, para crear una única contribución parafiscal. Aunque en su momento tuvo oposición de MinCultura, la ley logró disminuir el impuesto de 60% de la facturación a 15%. No solo el recaudo aumentó, sino que permitió aumentar la oferta cultural extranjera y nacional. El turismo necesita una nueva apreciación tributaria para enfrentar los nuevos modelos de negocio causados por el cambio tecnológico.
Después de atravesar la pandemia, el periodo más difícil en su historia, el sector hotelero, entre 2020-2024, solo aumentó el número de habitaciones en 7,6%, según el Registro Nacional Turístico (RNT). Mientras tanto, las residencias turísticas aumentaron en 479%, según AllTheRooms, en Colombia hay 79.946 de estas disponibles en Airbnb. La carga es asimétrica a favor de las residencias turísticas, en parte, por los tamaños de las inversiones, uso de suelo, capacitaciones, y nómina. Las residencias turísticas, en muchos casos no pagan IVA, sobre tasa energética, ICA, parafiscales, tableros, ni prediales comerciales. No hay manera que los hoteles compitan con el estado actual de las cosas. La nivelación se debe dar en favor de la libertad económica, menos impuestos y reglamentaciones.
Grave error sería incurrir en el camino de la prohibición, fomentando aún más la competencia desleal. Eliminar arriendos de corto plazo en Nueva York, según Harvard, disminuyó los ingresos de los dueños de apartamentos en 6,94%. De otro lado, se estima que 70% de los 22.000 turistas que utilizaban mensualmente Airbnb no hubieran viajando, si esta alternativa no estuviera disponible. Un menor número de turistas sería una mala opción para el país, teniendo en cuenta que, según Anato, el turista promedio del extranjero gasta por viaje US$1.632, si son turistas de salud casi el doble.
Si Colombia viviera la experiencia de formalización que vivió Croacia, que bajó los impuestos de servicios de alojamiento de 25% a 13%, y aquí redujéramos el IVA de 19% a 5%, según Cotelco, el país podría pasar de recaudar $500.000 millones a $625.000 millones. Ya en Europa ocho países ajustaron sus tarifas promedio de 25,63% a 9,38% y en América Latina tres países lo hicieron de 18,67% a 9,33%. La tendencia de ajuste tributario para el sector turístico es internacional, para no hablar de los recursos en formalización disponibles, ojalá el gobierno actúe pronto.