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A primera vista la relación no es obvia, pero EE.UU. acaba de reorganizar su estrategia diplomática. Elliot Abrams, enviado especial para Venezuela, también será responsable de Irán. El papel preponderante de Cuba está siendo complementado por el gigante Chiita. La destrucción de capacidades productivas es total. Venezuela está importando gasolina persa, hasta Colombia produce mas petróleo. En parte, las sanciones de EE.UU. conducen al trabajo conjunto, no hay con quién más trabajar, pero la ideología revolucionaria es ambiciosa. Irán se ha especializado en saboteo, así lo ha hecho en Líbano y Yemen. Si mantiene el libreto en Venezuela, Colombia puede salir damnificada.
La relación empezó con el discurso anti-yankee de Chávez y Ahmadinejad. Entre denuncias contra los cachorros del imperio y el olor de azufre, la retórica tenía mucha furia, pero poca fuerza. Los esfuerzos de lograr complementariedad económica fracasaron, a Venezuela le quedaba algo de industria y agro. Entre los años 2005 y 2013 Ahmadinejad visitó Caracas nueve veces y Chávez a Teherán seis. Chávez empezó a maldecir a Israel, alineando los interés de ambos países. Se le dio la bienvenida a Hizbullah, facilitando segundas identidades a sus operativos. A través de alianzas con Pdvsa y Cavin, Irán pudo haber evadido US$16 billones del cerco de EE.UU.
Tras ocho años de investigación, la DEA mapeó las redes de lavado de Hizbullah. La ruta Teherán-Caracas se especializó en llevar cocaína y dólares al medio oriente devolviendo capitales lavados y armas. Según EE.UU., este ecosistema que superaría US$1.000 millones, es supervisado por el vicepresidente de Venezuela Tareck El Aissami. Se piensa que Cristóbal Grimaldo, alias Jaime, sería el coordinador entre Hizbullah y el ELN. En enero de 2020, Colombia designó a Hizbullah como grupo terrorista.
Es difícil describir el colapso productivo venezolano, cifras confiables no hay. Pero si Venezuela vive del petróleo, en el pico producía 5 millones de barriles diarios, hoy solo 385 mil. Con Pdvsa en rines, Tareck El Aissami, es nombrado ministro de Petróleo y encarga a Irán revivir las refinerías. Alex Saab que cubría la ruta Rusia-Irán cuando fue capturado, era el responsable del negocio con Irán. Llegan más ingenieros, pero también agentes de inteligencia. Hay versiones de militantes de la revolución islámica escoltando a Maduro y sus ministros.
Hace dos meses, Irán instaló un centro de monitoreo de comunicaciones para Venezuela. Un estudio de Oxford University sobre manipulación cibernética calificó a Venezuela como el país más avanzado de América Latina y onceavo del mundo. La República Bolivariana tiene altas capacidades de manipulación en Facebook y Twitter. Irán y Rusia al tope de la lista, le han transferido competencias. Colombia aparece como país de baja capacidad, es vulnerable a la presencia de bots y bodegas para desinformar.
La guerra fría entre Irán y EE.UU. por Venezuela afecta a Colombia. No solo es que fortalezcan el ELN o los carteles, puede ser algo tan sencillo como manipular nuestra opinión pública. Un masivo y sostenido ataque de redes sociales para desprestigiar a enemigos de Venezuela y promover liderazgos afines. Uno cree que esto es difícil, pero ¿Rusia trato en EE.UU., será que Venezuela se atreve en Colombia?