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ANALISTAS 24/09/2024

Hibris

Yamid Amat Serna
Creador conceptual

¿Qué haces mal? ¿Para qué no eres bueno? ¿Qué cosas no hacen parte tus habilidades? ¿Cuáles de ellas podrían conducirte a tomar decisiones equivocadas?

Soñé que emprendía un viaje a través de un nuevo formato audiovisual de entrevistas en el que les preguntaba a diferentes líderes, en diferentes segmentos, sobre todo lo que no hacían bien, en el momento en el que iba a ver el resultado del ejercicio, seguramente para saber hoy, si había sido o no pesadilla, mi perro brincó sobre mí como cada amanecer y desperté.

La confrontación entre la ambición y el reconocimiento de las limitaciones es un dilema central en la experiencia humana. La primera, impulsa al logro de las grandes metas y la ausencia de la segunda, a la Hibris: término del griego antiguo que hace referencia “al exceso de confianza que lleva a un individuo a desafiar las normas establecidas y a consecuencias trágicas”.

Aceptar una tarea que está por encima de nuestras capacidades nos lleva no solo a hacer un papel pobre, sino, además, a desatender tareas que sí estaríamos capacitados para llevar a cabo, no reconocer nuestras limitaciones, abre la puerta a la arrogancia y la desmesura y trae consecuencias críticas prácticas, éticas y morales.

En el mundo empresarial, por ejemplo, cuando sus cabezas desestiman otras visiones y otras voces, enfrentan fracasos estratégicos, conflictos internos, pérdida de talento humano, reputación negativa, afectación con clientes e inversores y colapsos en toda la organización.

En el mundo político no es menor, se golpea a la sociedad y a la comunidad, se socava el orden, la estabilidad, el equilibrio social, se promueve la polarización, el abuso de poder, la corrupción y se induce a la crisis de liderazgo en el estado.

En el mundo de las redes sociales, está comprobado por la ciencia que se distorsiona la salud mental, es pan de cada día ver “influenciadores” que proyectan una vida perfecta mientras esconden las medias sucias debajo de la cama, ignoran las verdades que hay detrás de sus logros, alimentan la desconexión con la realidad e impulsan graves problemas psicosociales para ellos, y para sus seguidores, los cuales terminan en desenlaces como depresiones, ataques agudos de ansiedad y suicidio.

La falta de reconocimiento de nuestras propias limitaciones aviva la construcción del síndrome del impostor, incita a la pérdida de la razón, a la indolencia y conduce a la ruina.

Hay fuegos que brillan, pero al final, siempre consumen. En la cima está el orgullo donde el paso en falso asoma. El resplandor trae consigo el dolor del declive envuelto en arrogancia.

Los sueños, sueños son, solo me pregunto: ¿Estamos en capacidad, como un acto altruista, de reconocer en nuestros entornos todas nuestras cortapisas para el ejercicio de una tarea?

La “Hibris” nos recuerda la importancia de la humildad, pues, para aspirar a grandes logros verdaderamente transformadores, debemos reconocer nuestras propias limitaciones, lo que no significa un acto de debilidad, por el contrario, es más uno de sabiduría, la moderación es esencial para la virtud, fomenta el crecimiento personal y el desarrollo humano.

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