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Analistas 09/04/2025

¿Ideal?

Yamid Amat Serna
Creador conceptual

Me suena el desafío de descomponer el mundo ideal, no por cinismo ni mucho menos, tal vez más por un deseo profundo de verdad, pues detrás de cada expectativa aparentemente “perfecta” o “ideal” que, a propósito, incluye casi un manual sobre cómo actuar, pensar o sentir, hay experiencias concretas y prácticas, seguramente incómodas algunas veces, pero así mismo, más claras y contundentes que muchas teorías.

Vivimos en un mundo lleno de mensajes donde cualquiera, o todos, lo que es peor, nos indican cuál es el camino, cómo proceder frente a ciertas circunstancias de la vida, cómo reaccionar, cómo interpretar y hasta qué hacer, por ejemplo: “serenidad en medio de la tormenta, fuerza ante cansancio, resistencia, tranquilidad en el caos, calma ante lo incierto, valentía frente al miedo, alegría y entusiasmo cotidiano, entereza mientras todo tambalea” como si hubiera un guión a seguir para ser buenos, o capaces, o sobresalientes, o mejores, pero, ¿qué tal si contemplamos que no siempre lo que sentimos necesita corregirse?.

Decía el psicólogo estadounidense, el profesor William James que la verdad no se mide por su elegancia, sino por su utilidad, las cosas no son buenas per se, lo son cuando son útiles.

Las emociones, como cualquier otra experiencia humana, no pueden estar sujetas a un juicio que a su vez esté atado a todo lo “ideal” muchas veces lo más cierto está lejos de ese aparente encanto, todo aquello que nos brinda herramientas para vivir, para superar vicisitudes, para dar un paso más, es valioso, independiente de lo cómodo o aceptado que sea, en cuanto algo nos revele, ¡Vale! ¡Si tiene capacidad de orientarnos, vale más!

Algunas veces, lo que nos permite avanzar no es la calma sino el enfado y la indignación, otras veces la tristeza honesta puede ser más determinante que la alegría misma en espacios de inspiración, reconocerlo no es más que un acto de grandeza que nos permite escuchar, pues no hay emoción correcta, hay emociones con sentido, incluso cuando incomodan.

En el mundo ideal, no siempre nace la verdad, algunas veces nace mucho más en todo lo real, aquello que funcione en la práctica y genere consecuencias útiles y satisfactorias es también abrazable, no podemos juzgarlo todo por lo lógico, con seguridad hay momentos en los que lo que sentimos no encaja, pero tiene sentido.

Probablemente, el desafío se extienda a otros contextos, incluido el económico, tan marcado por la presión por rendir, por producir, por generar, por la exigencia de adaptarse a todo sin pausa, hay cosas que no pueden estar fuera del análisis pragmático, hoy no solo es importante gestionar recursos, sino también emociones, y no para hacerlas diferentes, ni más eficientes o productivas, tal vez, solo para escucharlas como parte de una inteligencia más integral y completa que nos permita tomar decisiones más humanas, sostenibles y reales.