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Sin duda hoy, estamos al frente de una gran oportunidad para el progreso de Antioquia, una gran promesa posibilista de capital económico, humano, social, cultural e intelectual. Esta idea de hacer de Antioquia una región económicamente ambidiestra, comercial, creativa e industrial suena formidable.
Reflexionemos entonces de ¿Qué tipo de talento necesitamos formar para esta nueva realidad?, ¿Qué nos exigen los nuevos retos a nivel global y local en términos de formación?, ¿Cómo debemos fortalecer y cultivar el talento que, en unas décadas, tomará decisiones? Hacernos estas preguntas nos siembra la pregunta del mañana, porque los futuros líderes no solo lidiarán con materia económica tangible e intangible, sino también con seres humanos.
Ejercerán un liderazgo que movilice talento o capital humano, y para esto es necesario un cultivo integral que nos prepare para los nuevos desafíos globales. Acá entran variables de tecnologías emergentes, inteligencia artificial, lenguajes globales como el inglés y el lenguaje computacional, nuevos tejidos empresariales, ecosistemas de emprendimiento y el cultivo intelectual, espiritual y físico.
Cuando analizamos bien, nos damos cuenta que vivimos en mundo interconectado y digitalizado, y hay que aprender lenguajes a veces ajenos, como el inglés y lenguaje computacional. En el inglés no solo nos facilita la comunicación con personas de otras culturas, sino que también abre las puertas al comercio, turismo y ciencia internacional.
De igual manera, el lenguaje computacional nos permite crear herramientas y recursos para la automatización, minería de datos, inteligencia artificial y comercios digitales. Al formar el talento en estas habilidades nos hará más versátiles, audaces, eficaces y capaces de liderar en un contexto global y digital. Un modelo notable de formación para lenguajes es Nodo, el centro de formación en nuevas tecnologías de la Universidad Eafit, que tiene como propósito desarrollar capacidades en personas y organizaciones, brindando soluciones a nuestros desafíos tecnológicos.
Hay que hablar también de cultivar la sensibilidad y la compasión hacia las tecnologías emergentes. Necesitamos cultivar un liderazgo que conecte con nuestras emociones y con la de los demás. Pensemos entonces, en tres pilares el intelecto, físicamente y la espiritualidad. El intelecto nos ayuda a analizar las ideologías, los conocimientos y la ciencia de manera amplia, y lo fortalecemos con la lectura, investigación y comprensión de diversas corrientes de pensamiento, adicional nos ayuda a adquirir habilidades necesarias para liderar en áreas como gerencia, contabilidad, economía y administración.
En lo físico no solo beneficia a nuestro cuerpo, sino también nuestra mente y nuestras capacidades para incidir más en la sociedad. Por su parte, el espíritu que nos conecta con nuestras emociones, pensamientos e ideologías para fortalecer el yo. Este enfoque nos hace más conscientes, críticos y compasivos a la hora de hablar de temas políticos con profundidad.
El emprendimiento y los tejidos empresariales también son importantes acá. Debemos impulsar estos campos genera una gran transferencia de conocimientos en tecnología, ciencia e innovación. Un ejemplo que destaco es el centro de emprendimiento de impacto Ongoing de Eafit, que apuesta por fortalecer ecosistemas empresariales y, a su vez, el nuevo tejido empresarial. También, hablar de exportaciones, descubrir nuevos mercados globales y digitales, que nos ayuden a tener un portafolio amplio para nuestra economía.
Para seguir con esta idea se necesita formar el talento humano que necesita la Antioquia ambidiestra. Debemos, como región, seguir abriendo e incidiendo en nuevas oportunidades y centros de formación humano y técnico, en colaboración con el sector privado y público. No es solo tarea de las universidades e instituciones educativas, sino también del sector privado y público.
Es fundamental que también, como región, adoptemos una mentalidad formada e informada para evitar las desdichas ideológicas del presente y avanzar de manera tenaz hacia un futuro posibilista, como lo propone un poco esta coalición pionera “dejamos atrás la ´fracasomanía´, un cambio fundamental en nuestra mentalidad colectiva”.