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En la capital del país, muchas son las empresas nacionales interesadas en posicionar productos en Estados Unidos, la primera potencia económica global.
Y en este escenario, iniciativas como Confecciones Draxy, son un ejemplo de que el liderazgo, la persistencia y el asesoramiento de organizaciones como Proexport son determinantes para el éxito.
La organización, a la cabeza de Diana Amaya, fue creada en 1999 como una pequeña idea de negocio. Pero muy pronto los planes de expansión comenzaron y sólo dos años después, Confecciones Draxy comenzó a invertir en la consolidación de la planta de fabricación de confecciones.
Para Amaya, 'las aspiraciones de expandir la empresas siempre estuvieron allí', así que buscó la asesoría de Proexport para conocer el procedimiento de exportaciones a Estados Unidos, con lo que, en el 2005, hizo su primera exportación de 50 prendas al país. Los distribuidores norteamericanos valoraron el trabajo y la calidad de la empresa, por lo que el siguiente encargo fue de mil prendar que, con el tiempo, se convirtieron en 2 mil y hasta 3 mil por mes.
En la actualidad, dice Amaya, Draxy exporta el 80% de su producción al país norteño, es decir, más de 18 mil prendas al mes, por US$25 la unidad, y dirigidas a 4 distribuidores que buscan prendas latinoamericanas. Y agrega que el proceso no es difícil y vale la pena arriesgarse.