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A sus 91 años, Manuel Suso sigue yendo sagradamente de lunes a sábado a la planta de arrocera La Esmeralda, ubicada en Jamundí (Valle del Cauca), a pesar de que sus hijos ya llevan las riendas del negocio.
Suso, es un convencido de que la competitividad del campo está en el conocimiento que se traduce en producir más en la misma cantidad de tierra en vez de colocar precios altos al producto. Con esta fórmula ha logrado mantenerse durante 63 años en un mercado estable, al que renunciaron 22 molinos para abrirle paso al producto insignia del Valle: la caña de azúcar. Por eso, hoy en día, es el único productor arrocero del departamento.
Los 500 cultivadores que impacta ven reflejada la transferencia de conocimiento que el mismo llama el saber qué, cómo y cuando, en aspectos como bajar de 210 kilos de semilla por hectárea a 70 y reducir el consumo de agua, de 25.000 metros cúbicos hectárea a 7.000, logrando así aumentar el promedio de producción de arroz. De 4 toneladas por hectárea a 10 toneladas por hectárea.
¿Por qué está parada esta maquina? pregunta Suso con un tono que sobrepasa el ruido de una maquina receptora de arroz paddy. Un operario le responde que falta volumen para llenar la planta cuatro. Estos y otros problemas que nunca faltan los prefiere resolver personalmente. Su vitalidad física que no asoma cansancio, está acompañada de una gran sonrisa y un fuerte optimismo. Afirma que es un defensor, propagador y orientador del cultivo de arroz.
“El verdadero sentido de la vida y el único motivo que puede hacernos felices, está en saber que somos personas útiles a nuestra comunidad. Se beneficia más el que mejor sirve y eso me lo ha permitido el trabajo en el campo”, dice.
Agrega que este año la facturación de la firma alcanzará los $80.000 millones. Hace una pausa y empieza a contar el nacimiento de su empresa en 1950, con un capital inicial de $100.000. “Empezamos 6 socios con un molino de arroz muy pequeño, que era accionado por un solo motor diesel de 50 caballos de fuerza y el secamiento del grano lo hacíamos al sol en un patio abierto”.
Hoy el molino tiene las tecnologías más avanzadas que permiten una producción mensual de 3.000 toneladas. Con su marca Blanquita atiende el mercado interno, especialmente el suroccidente del país (Valle, Cauca, Nariño y Chocó).