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Desde que tiene uso de razón, el argentino Martín Ochoteco, ha tenido una relación inseparable con los equinos. Esa pasión que irradia por los caballos lo ha llevado a posicionarse como uno de los mejores domadores del mundo. Su reconocimiento ha logrado trascender fronteras y por eso actualmente da muestra de su técnica sin violencia a la hora de adiestrar estos animales, a través de uno de los programas más vistos en NatGeo: “El domador de caballos”.
No cree en recetas y fórmulas mágicas para la doma, su secreto radica en conseguir una complicidad única con los equinos, una verdadera relación de confianza.
¿De dónde nace su gusto por los caballos?
Mi gusto es desde muy niño, veo fotos mías de cuando era muy chico, vestido de gaucho, en un desfile, incluso en estos días se encontraron una foto de cuando tenía 6 meses y estaba arriba de un caballo. Siempre estuve en lugares donde había un caballo a la mano.
¿Cuál es su técnica para domar?
Mi técnica, en realidad, es totalmente flexible, de a pocos voy viendo qué debo aplicar individualmente, es sin nada de violencia, ni siquiera ato al caballo a un palo, no se golpea nunca y lo que hago, que para mi es muy importante, es ni siquiera despertar el instinto de huida, por que hay otra forma de doma sin violencia que los arrea y los asusta mucho.
¿Qué diferencia hay entre el método de doma que usted utiliza y el tradicional?
El tradicional es violento, después hay otros sin violencia pero son distintos al mío. La diferencia de esos otros y el mío es que yo voy variando mucho, no tengo método concreto, no existe, con cada caballo hago algo distinto.
¿Cuáles son las razas más dóciles para domar?
Realmente dócil me pareció la raza andaluza española, trabajé con una yegua andaluza española en Uruguay y son muy dóciles, hay otros caballos inteligentes, los de polo (el deporte) son dóciles, no tanto como un Andaluz pero son muy manejables.
¿Cuál es la edad perfecta para domar un equino?
A mí no me gusta agarrarlo antes de los 3 años o 3 años y medio y hasta 4. La fuerza del caballo y la crianza que se le haya dado, son aspectos que se tienen en cuenta, además de la edad, para iniciar la doma.
¿Cuál es la razón?
Los caballos a esta edad son más tranquilos. He domado caballos de carreras a los dos años, que es la edad que se usa para equinos dedicados a este deporte. Les he hecho una doma muy liviana y han ido a correr, pero yo siempre les digo a los dueños que al menos después de la doma no se exponga a los animales a las carreras por lo menos en seis meses.
Son caballos que no sufren porque les hago una doma muy tranquila pero después entran a un ‘training’ (entrenamiento) muy exigente para incursionar en las carreras y con eso vienen todas las lesiones.
¿De todos estos años con los caballos que anécdota tiene para contar?
Hay muchas, buenas y malas y tengo muchos recuerdos. Hay caballos que siempre se quedarán en tu memoria. Hay una yegua que se me quedó en el corazón: cuando yo regreso a finales de los 90 a Argentina, luego de estar en Suiza por unos años, y empiezo con este método, con estas ideas y con este sistema de doma, hago dos años de exhibiciones con caballos de otros y es precisamente en ese momento que empiezo a interactuar con la yegua que se llamaba “Maqui”, muy linda, su nombre en la lengua mapuche de los indios de la zona, quiere decir bayo, que es el color del caballo. Fue una yegua con la que me entendía de una manera increíble y que la cambié por domas, y después el dueño decidió que no, porque empezó a jugar muy bien al polo y la perdí. Me quedó una tristeza muy grande. Ya después de ella, pasaron muchos años sin adiestrar caballos tipo circo, que haga “pruebitas” que era lo que me gustaba a mi cuando chico.
¿Y alguna anécdota negativa?
Pues al principio era muy complicado que me creyeran y bueno, tuve mis problemas, porque yo empecé a salir al campo cuando no estaba aceptada para nada una doma sin violencia, estaba instaurada la otra doma y la gente rechazó eso, sobre todo el gaucho. Yo llegaba al campo con otra mentalidad y otra vestimenta y chocaba con ellos, me pasaron cosas no muy buenas (se ríe), pero he tenido todo tipo de anécdotas. Pasé muchos momentos tensos, pero eso ha cambiado mucho.
¿Qué concepto tiene del caballo criollo colombiano?
No lo conocía, ahora que he podido interactuar con esta raza me parece un caballo distinto a todos, por el paso, ese tipo de paso no existe en otro lado.
¿Y le gusta?
Si, la verdad es muy llamativo, muy divertido, parece que va zapateando, pero va es como sobre ruedas (se ríe).
¿Qué le recomendaría a quienes se dedican a domar caballos?
Les recomendaría que empiecen por darse el tiempo para conocer de manera profunda a los equinos. Con eso ya hay garantía de empezar con el pie derecho. Adicionalmente, les digo que la base siempre a la hora de domar debe ser la confianza. Después viene la implementación, un poco, de los conocimientos tradicionales. Mi consejo para quien no sabe mucho, es que siempre se ponga en el lugar del caballo.
¿Qué le han dado los caballos?
Me han dado mucho, la posibilidad de viajar a diferentes partes del mundo y estar en lugares donde me gusta estar con ellos. He tenido la suerte de seguir mi vocación. Mi comunicación con los caballos es única, es directa y muy sincera.
El domador de caballos inicia gira por Colombia
Martín Ochoteco, más conocido como “El domador de caballos”, llegó el pasado 19 de abril a Colombia para dar a conocer sus técnicas de doma sin violencia, a quienes se dedican a este oficio y a los amantes de los equinos en general. Su gira nacional incluye las ciudades de Medellín, Cali, Pereira y Bogotá. En cada una de ellas, el domador argentino realizará un curso de un día, de 8 a.m. a 7 p.m., en donde compartirá sus conocimientos sobre la doma y superación de mañas y resabios en estos animales, a partir de la creación de una relación de confianza y empatía entre el domador y el equino.
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