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Algunos hatos colombianos han migrado de ordeños manuales a mecanizados y pocos ya entraron a adoptar ciertos tipos de procesos de automatización. Pero en el mundo, sin duda, lo que está mandando en tecnología de ordeño es la robótica. Esto se resume en robots que hacen todo.
“La robótica en el mundo se ha empezado a dar por necesidad, no por un capricho de la tecnología o comercial. En Europa, por ejemplo, ha habido escasez de mano de obra, hay poca calificada o que quiera dedicarse a las labores de campo”, sostiene Darío Arango, gerente de Bienes de Capital y Posmercado de DeLaval para Colombia, una multinacional sueca dedicada al desarrollo, distribución y comercialización de equipos para ordeño.
El gerente Técnico de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), Carlos Osorio, señala que la implementación de la robótica y de la automatización va de la mano con mejorar la calidad del producto que se extrae de la vaca, pero señala que estos sistemas son viables económicamente en naciones donde la mano de obra es escasa y costosa.
“En Europa el año pasado nos dieron una cifra: un ordeñador en una finca cuesta US$56.963 al año (50.000 euros). En esas condiciones se justifica adoptar en los hatos esos equipos tecnológicos que son costosos. En nuestro medio el tema de la robotización no constituye una necesidad urgente”, sostuvo. Lo que valoran los expertos en el tema es que la tecnología en las explotaciones lecheras garantizan, no sólo más rentabilidad, sino también calidad en el producto porque la intervención humana en el proceso de extracción disminuye o es nula. Sin embargo, una de las talanqueras para que la tecnología sea utilizada en naciones como Colombia, de manera masiva, es el costo. En los países lecheros se está imponiendo el ordeño robotizado y en el mercado hay disponible equipos para atender hatos de casi cualquier tamaño de manera automática. Los precios van desde los US$270.000 un puesto para ordeñar de manera automatizada 80 vacas, sin contar la inversión en el establo. “Se ordeña de punta a punta con cero mano de obra. Eso es lo que está mandando la parada en países de Europa, en Canadá y Estados Unidos. En Latinoamérica hay ejemplos en México, Brasil y Argentina. Sin duda es una tendencia y va a llegar a Colombia ¿Cuándo? No se sabe”, sostuvo Arango. Agrega que en Colombia hay una brecha tecnológica grande en esta materia y según sus cálculos no más allá de 20% de los hatos nacionales tiene algún equipo de ordeño y entre 30% y 35% posee tanques de enfriamiento.
“Hay un hueco tecnológico grande que se ha ido cubriendo lentamente. Creemos que entre DeLaval y otras firmas que tienen mercado en Colombia, no tenemos más de 200 equipos instalados en sistemas de ordeños con algún nivel de automatización, esto es que tenga control sobre la producción, la alimentación o que faciliten ciertas labores de ordeño, por ejemplo”, puntualizó, al indicar que el costo de un equipo automatizado en ese nivel va desde los $4,5 millones un puesto.
No obstante, Orozco señala que en el país hay un número importante de fincas que tienen producciones por hectárea de 26.000 litros al año con costos de producción por debajo de los 30 centavos de dólar por litro, que es un parámetro competitivo internacionalmente.
“Eso se ha conseguido porque en las fincas se viene implementado modelos de producción que hacen que se utilicen de manera eficiente los recursos disponibles. Esas fincas han logrado analizar cuáles son las tecnologías que se pueden adaptar a nuestra producción y a las condiciones socio-culturales. En ocasiones no se trata de la tecnología por la tecnología, sino de utilizarla de manera inteligente adaptándola a nuestro medio”, dijo. Señaló además que se necesita un número suficiente de vacas que justifique una inversión en equipos de ordeño.
Se robotiza recolección de estiércol
DeLaval desarrolló dos modelos robotizados en sistemas de ordeño. Uno es para hatos medianos y pequeños en el cual la vaca en el establo busca la máquina cuando se quiera ordeñar. Lleva los registros de producción, consumo e incluso emite alarmas cuando un animal no fue a ordeñarse. Para hatos grandes ofrece una rotativa de ordeño automatizada. En condiciones controladas se puede robotizar la recolección de estiércol.
Las opiniones
Darío Arango
Representante de DeLaval
“un hato de 150 vacas necesita entre 4 y 5 personas para atenderlo. bajo un sistema robotizado, un empleado es suficiente”.
Carlos Osorio
Gerente Técnico de Fedegán
“En los tanques de enfriamiento se ha avanzado, pero hay un cuello de botella y es el costo de la energía eléctrica”.