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Mauricio Posso Vacca, director de la Unidad de Gestión Comercial Estratégica de Fedepalma, desmiente dicho mito generado por la desinformación y explica que el aceite de palma es un producto natural único y representa una alternativa saludable dentro de la alimentación balanceada y en su estado natural es semisólido.
Lo anterior, hace que no requiera hidrogenación para elaborar cualquier producto en la industria alimentaria donde tiene uso como en margarinas, tortas, galletas, helados, chocolates, fórmulas lácteas, cereales, entre otros. Entendiendo la hidrogenación en aceites como lo que sí produce ácidos grasos trans, los cuales han sido ampliamente estudiados y la evidencia científica demuestra que son un factor de riesgo para desarrollar cáncer de mama, cáncer de colon y enfermedades cardiacas.
Según estudios comparativos de aceite de oliva y aceite de palma demuestran que su consumo tiene un efecto similar sobre el colesterol total así como en el de baja densidad, conocido como colesterol malo. A su vez, el aceite de palma, ha demostrado que aumenta el colesterol de alta densidad o bueno.
Este tipo de aceite considerado el más consumido en el mundo, por su composición química es más resistente a altas temperaturas y por lo tanto a la oxidación lo cual favorece su uso en las frituras.
“Sumado a estas evidencias, los tocotrienoles (Vitamina E) presentes en el aceite de palma, han demostrado un efecto positivo para disminuir el colesterol” afirma la nutricionista Yadira Cortés. En su estrategia para combatir la desnutrición infantil en el mundo, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en los programas de asistencia a la niñez, utilizan esta vitamina como suplemento alimenticio.