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La Unión Europea no solo cree y tiene confianza en el potencial de Colombia como proveedor de productos no minero energéticos, sino que está buscando socios colombianos para forjar relaciones comerciales a largo plazo, motivadas por el libre comercio.
Para nadie es un misterio que es un mercado sobre el cual hay que aprender constantemente para aprovechar las oportunidades que el acuerdo comercial abrió desde el pasado primero de agosto.
Así lo constatamos durante la primera macrorrueda de negocios que realizamos en el bloque comercial, encuentro que tuvo lugar la semana pasada en Frankfurt y París con 147 compradores europeos, de los cuales el 75% nunca había hecho negocios con Colombia, y 157 empresas colombianas, de las cuales el 51% volvía después de muchos años de no exportar a Europa. El encuentro, que terminó con US$60 millones en expectativas de negocios, demostró el interés mutuo por estrechar los lazos comerciales.
El destino es estratégico para las exportaciones de Colombia: acceso preferencial a 503 millones de habitantes con capacidad de adquisición en 28 países e importaciones que superan los US$6.000 millones.
Para aprovecharlo, las empresas colombianas deben hacer un trabajo de adecuación, primero con estudio, persistencia y conocimiento de su dinámica interna.
En conversación con los participantes durante el encuentro comercial pudimos conocer algunas de esas exigencias y aspectos más importantes para lograr que los negocios lleguen a buen término.
Lo primero es que los estándares de calidad son altos. Ya hay colombianos que están cumpliendo, al punto que la percepción del país como proveedor es favorable con respecto a otros proveedores internacionales. De hecho, hay una transición en términos de proveeduría de Asia a América Latina y Colombia se está perfilando como una opción ideal en la región.
A nivel general, la puntualidad y el cumplimiento de los términos de negociación son fundamentales. También la innovación, pues la Unión Europea es un mercado que demanda productos diferentes y con valores agregados.
Los temas de diferenciación, en este caso con diseño y calidad, son marcados especialmente en el sector de prendas de vestir, un nicho perfectamente alcanzable para la industria colombiana.
Claro está que las exigencias dependen del producto, por ejemplo, los compradores de artesanías buscan productos originales, tradicionales y que cuenten una historia. Al consumidor le gusta saber qué está comprando, de dónde proviene y quién lo produce.
En este sector, así como, en el de cosméticos y alimentos, las certificaciones son en definitiva un factor de compra. Influye, por ejemplo, si el producto es orgánico y sigue los lineamientos del comercio justo y responsabilidad social.
Estudiar las temporadas de compra también es importante. Las frutas cuentan con mayor demanda de junio hasta el comienzo del invierno porque disminuye la oferta de los principales proveedores, haciendo que los precios se eleven. En adición, los consumidores europeos están abiertos a probar nuevos sabores, lo que favorece a Colombia y la exportación de frutas exóticas.
A la calidad del producto, debe agregarse el cumplimiento en las normas de empaque y etiquetado, y en el momento del envío la documentación debe estar correcta para evitar demoras en los proceso de aduana y distribución.
Proexport Colombia cuenta con la información necesaria para el aprovechamiento de las oportunidades, además de un equipo de asesores con toda la disposición para ayudar a los exportadores a cruzar con éxito la puerta que el acuerdo comercial abrió. Nadie ha dicho que sea fácil, pero no es imposible.
