Hay excusas que pueden resultar más dañinas que la misma ofensa. La canciller María Ángela Holguín (1963) hizo honor a esta frase cuando salió a defender la imagen de Cartagena ante el escándalo de los agentes del servicio secreto que no le pagaron a una prostituta. La funcionaria argumentó que el problema no fue la ciudad, ya que "donde hay un hombre, hay prostitución"; todo el mundo se sintió señalado, hombres y mujeres.