Hace un año, Slack, una aplicación para la comunicación corporativa, no valía un peso, hoy su CEO, Stewart Butterfield, puede decir con orgullo que está valorada en US$1.000 millones y según él, el secreto es que los consumidores están dispuestos a pagar por ella. Su ascenso ha sido muy rápido y en menos de un año han pasado de 15.000 usuarios a 365.000.