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El panorama es oscuro. Las cinco firmas más grandes, BHP Billiton, Río Tinto PLC, Vale, Glenclore y Anglo American, tuvieron un nefasto 2015 pues acumularon pérdidas por US$32.000 millones. Nada distinto a lo que pasa con las petroleras.
Incluso, la insigne estatal chilena Codelco, la mayor productora mundial de cobre, reportó pérdidas por US$2.191 millones en 2015, afectada por los bajos precios del metal (cayó 20% en 2015), a pesar de haber adoptado un ambicioso plan de reducción de costos. Un año atrás había ganado US$3.033 millones.
Y los países que en un día vieron en la minería su tabla de salvación, ahora sufren y pasan penurias. Aunque no es el ejemplo más representativo, Zambia muestra la realidad de tema: el precio del cobre que ha perdido casi la mitad en los dos últimos años ha afectado duramente a un país que vive en un 70% del mineral y lo ha llevado a una crisis de desesperación.
Los productores de los países ricos tampoco se escapan del desastre. En Estados Unidos hay 20 mineras de carbón en la ley de quiebras y Peabody, uno de las más grandes del mercado, con seguridad seguirá ese camino. Aquí en Colombia, Anglo American está vendiendo su 33% de Cerrejón y uno de los opcionados es Glencore que se quedaría con las dos terceras partes. Cuando se habla de Glencore en el país, sale de inmediato a relucir la increíble “novela” de sobrecostos de Reficar, hecho que puede contaminar la operación financiera, además que Glencore tiene otra disputa a través de una de sus filiales.
Perú, rico minero, cuyo PIB depende en 15% de la actividad, también ha comenzado a preocuparse. Las inversiones mineras proyectadas se reducirán en Perú en más de US$30.000 millones en los próximos cinco años, al pasar de un estimado de US$76.000 millones a US$41.000 millones.
La realidad es clara. “Las mineras han sido devastadas por la brusca caída de la demanda de China, cuyo consumo había impulsado una serie de proyectos que se iniciaron hace unos diez años. Su respuesta ha sido reducir el gasto, recortar los dividendos y asumir gigantescos cargos contables con la esperanza de sanear sus finanzas y evitar nuevas rebajas de sus calificaciones de deuda”, comentó Wall Street Journal en un balance de la actividad.
Si por allá llueve...
El ciclo de altos precios de las materias primas (comenzando por el petróleo) y la voluntad oficial de convertir a la minería en un sector estratégico de la economía generaron expectativas favorables para Colombia.
Las cifras nunca han dado para tanto. Solo en carbón tiene alguna significancia (puesto 11) con una producción equivalente a 10% de la de Estados Unidos y de 2,5% de la China. No es jugador ni en cobre (Chile es el primero), ni en oro (China es la cabeza), ni en Níquel (Colombia es noveno), en coltán no está en los listados serios y ha perdido con Zambia el primer lugar en esmeraldas, aunque responde por la tercera parte de la producción mundial, pero este es un renglón que hasta ahora ha vuelto a tomar una ruta de progreso gracias empresas extranjeras.
Entre 2009 y 2011, minas y canteras, nombre que da el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, registró tasas de crecimiento por encima de 10% , pero luego comenzó el descenso hasta un negativo de 0,2% en 2014 y 0,6% en 2015, con la tasa sectorial más baja de la economía total que creció 3,1%.
La producción de los principales minerales se ha estancado en los últimos años y la inversión extranjera ha caído brutalmente. En carbón, por ejemplo, se llegó a proyectar una producción de 125 millones de toneladas y se ha quedado en 85 millones.
La producción de oro se estacionó en 55 toneladas y hay un bloqueo de nuevos proyectos importantes como es el caso de La Colosa en Cajamarca (Tolima). Solo se ha licenciado un proyecto (nov 2015), Gramalote en San Roque (Antioquia), cuyas reservas se estiman en cinco millones de onzas. Lo explotará AngloGold Ashanti, empresa que también tiene La Colosa, pero que no se hace ilusiones para antes de 2020. Otros proyectos interesantes siguen el trámite burocrático lento y desesperante en asuntos de licenciamiento y consulta previa.
¿A la industria le ha faltado mayor proactividad para enfrentar la situación? Hay quienes creen que sí, en tanto que otros estiman que este es un factor adicional de un paquete de adversidades que enfrenta y que pasa por una coyuntura internacional adversa que incluye que las empresas han perdido el interés que algún día hubo en Colombia para hacer inversiones. A la gente tampoco le gusta que las mineras estén amenazando con pleitos por supuestos incumplimientos por parte del país y la inestabilidad que traen lo fallos judiciales influye negativamente.
¿El futuro? Depende de lo que pase con los precios internacionales y en el país de las condiciones para hacer negocios, un asunto que tiene que ver con el Estado en temas como los impuestos, los trámites normativos y “la voluntad para incluir a la minería en la corriente del desarrollo”, incluyendo las nuevas posibilidades que se pueden abrir en la etapa del posconflicto.
Las bajas cifras de inversión extranjera
Entre 2008 y 2014, la inversión extranjera directa en minería ascendió a US$16.000 millones, lo que resulta en un promedio superior a US$2.000 millones al año, con un pico de US$3.000 millones en 2009 y 2013. Los datos del año pasado fueron malos, solo entraron US$533 millones, cifra que equivale a 4,4% del total de la inversión que llegó a la economía. A petróleo ingresaron más de US$3.000 millones de un total de US$12.108 millones, según el Banco de la República.
Las opiniones
Amylkar Acosta
Director de la Federación de Departamentos
“La crisis del sector externo se acentúa aún más con la caída de la inversión extranjera directa, cuyo concepto cayó 24,37% entre 2014 y 2015”.
Carlos Fernando Forero
Director Asogravas
“Este negocio no es para cualquiera y se requieren muchos recursos para hacer una minería bien hecha en Colombia”.
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