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Recordar el olor característico de un hotel ya invita a volver a él, por lo que varias cadenas de hoteles cuentan con perfumes propios
Pese a no estar tan desarrollado como el de otros animales, el sentido del olfato del ser humano es capaz de captar 10.000 olores. Pero, como todo, hay que entrenarlo para saber diferenciarlos. Sin aspirar a experimentarlos todos, seguro que ya está enumerando en su cabeza los que le son más comunes y gracias a ello recordará a personas que usan una determinada colonia o comidas que le trasladan a su niñez. Con el olor somos capaces de viajar, pero aquí le proponemos hacer el camino a la inversa: viajar para oler.
Es uno de los objetivos del resort de lujo Sugar Beach en Isla Mauricio, un hotel que ofrece L'Atelier des Sens (El Atelier de los Sentidos), un taller donde los huéspedes pueden elaborar su propio perfume en colaboración con una de las casas más antiguas de Francia, Atelier Galimard, ubicada en Grasse. Un perfumista les guiará en un viaje olfativo para desarrollar un aroma que llevarse a casa y poder recordar siempre su viaje. Además, podrán replicarlo cuando vuelva, ya que la fórmula secreta de su perfume queda registrada. "Los participantes descubren las múltiples facetas de las esencias y profundizan en la historia y la cultura del perfume. La experiencia que viven durante este proceso importa pero lo que realmente tiene valor es que una vez que los huéspedes inician el viaje de vuelta, pueden rememorar las vivencias del viaje con cada nota de olor del perfume", explica Blanca Casado, head of Marketing Southern Europa de Sunlife, cadena a la que pertenece el hotel. De hecho, son muchos los que después encargan su perfume personalizado a la casa francesa que lo envía a domicilio.
Más allá de este tipo de experiencias, recordar el olor característico de un hotel ya invita a volver a él. Es lo que pretenden Maison Colbert, concebido como un homenaje a Joaquín Sorolla, y Villa Marquis, un viaje al pasado en la que fue la residencia del Marqués de Giverney, ambos en París. "El aroma es un elemento fundamental dentro de nuestra filosofía de crear una experiencia singular en cada hotel. Cada uno, goza de una historia que lo hace especial e irrepetible", explica Marcos Campins, head of Brands Development de The Meliá Collection, paraguas bajo el que se engloban ambos hoteles.
Es la misma filosofía de otra de las marcas del grupo español que tiene un acuerdo con la casa de perfumes Carner Barcelona para definir el olor de los Gran Meliá. Pero, ¿a qué huele el lujo? Para esta firma catalana es la suma de conceptos como historia, exclusividad o raíces. También son palabras que se repiten en la definición del aroma que se respira en las zonas comunes de los establecimientos ME, un olor fresco, afrutado y veraniego compuesto por toques de melón y pepino que nos invita a disfrutar de unas vacaciones.
La cadena H10 Hotels también cuenta con perfumes propios, diseñados en función del tipo de cliente de cada hotel. Los establecimientos vacacionales, por ejemplo, eligen Narcissus, desarrollado por la reconocida empresa Givaudan. "Están elaborados ad hoc, con el objetivo de crear una atmósfera propia y de contribuir a la experiencia del huésped a través de sus sentidos, en este caso el olfato", explican desde la marca.
Y es que la memoria olfativa es extremadamente poderosa. "El sentido del olfato desencadena emociones y recuerdos más fuertes que cualquiera de nuestros otros sentidos. Los olores se procesan en un área de nuestro cerebro que está directamente conectada con los centros de la emoción y memoria. De una forma natural, el olfato recupera recuerdos emocionales vívidos e incluso nos transporta en el tiempo", señala Richard Brekelmans, vicepresidente de Marriott International para el Sur de Europa.
Tan claro lo tienen en la multinacional que muchas de sus mejores marcas alcanzan acuerdos con prestigiosas fábricas para elaborar su propio perfume. Lo hacen W Hotels -limón, té verde y hoja de laurel en su fragancia para los establecimientos de Barcelona o Ibiza- o The Ritz-Carlton -define un aroma para cada establecimiento y ubicación del mismo-.
"También, algunas de las mejores marcas de cosmética como Le Labo, que crea la fragancia de los Edition, o Malin+Goetz, que elabora uno para Le Méridien. Cada fragancia está pensada para crear un ambiente único que quede en el recuerdo, un hilo conductor olfativo", afirma Brekelmans, que recuerda que todas se pueden adquirir en la tienda del grupo. Parte del mismo es St. Regis, una marca que incorpora como aroma Caroline's Four Hundred, un perfume diseñado por Carlos Huber que se inspira en la matriarca de la familia fundadora de la marca y en su primer hotel en Nueva York.
Stijn Oyen, director general de St. Regis Mardavall Mallorca Resort, el único de la enseña en España, cree que "cuando se crea una fragancia para una marca de hoteles, se debe tener muy en cuenta la atmósfera o sensación deseada que se intenta crear. Si el perfume debería ser más relajante, o por el contrario energético, si armoniza con los colores y texturas utilizados en el diseño de la estancia...". En el caso de la fragancia St. Regis, "captura las notas amaderadas y exóticas de aquel salón de baile de Nueva York, las hojas de palma y las flores de manzano que adornaban los pasillos, así como la esencia de champagne que creaba una atmósfera de elegancia y distinción entre los ilustres asistentes".
Ese recuerdo a la historia del hotel es también lo que define la fragancia elegida por The Westin Palace, Madrid. "La íntima conexión que existe entre los aromas y la memoria nos permite crear un vínculo emocional con nuestros huéspedes y transmitir los valores de la marca a través de la fragancia Westin White Tea, un perfume limpio y refrescante que mezcla té blanco, madera de cedro y vainilla. El aroma recibe a los huéspedes desde el lobby y los acompaña durante toda su estancia gracias a su propia línea de amenities. Está pensado para transmitir sensación de calma y bienestar y crear un ambiente acogedor y memorable, con lo que los huéspedes recuerdan instantáneamente sus vacaciones favoritas", define Pablo Flores, director general del establecimiento madrileño.
También se pueden comprar los cuatro perfumes inspirados en Barcelona diseñados por el hotel boutique Praktik Èssens, "pensados para que el huésped tenga una oportunidad de aprendizaje sobre el mundo del perfume". Ubicado en el Paseo de Gracia, da la oportunidad de hacer una ruta sensitiva sensacional y de acercarse a todo aquello que da forma el mundo del perfumista.
Como homenaje a este negocio se concibió en Milán Magna Pars L' Hotel à Parfum. La familia de perfumistas Martone, autora de perfumes para sí mismos y para marcas como Trussardi, Blumarine, Disquared o Pomellato, convirtió la que era su fábrica en los años setenta en un hotel de diseño donde cada habitación huele a uno de los principales ingredientes de los perfumes. Todas incluyen un Olfactory Kit, para aprender a diseccionar fragancias y a distinguir entre familias olfativas.
Pocos aromas hay más característicos que el de La Gran Dama, clásica fragancia de La Mamounia que acompaña a los huéspedes desde su llegada a este hotel en Marrakech y que fue elaborada por la perfumista Olivia Giacobetti. Es comercializada en exclusiva para el hotel por Fragonard Parfumeur. "Tiene el aroma sublime de los dátiles, realzado por los tonos cálidos de la madera de cedro", definen en el establecimiento.
También Giacobetti es la autora de una vela con olor a higos que usan en el hotel Molino de Alcuneza. En la temporada de frío usan palosanto, dando un aroma a incienso cálido muy acogedor. "En los desayunos, tostamos pan y lo dejamos en las zonas comunes para aromatizar las estancias por las mañanas y que a los huéspedes les resulte más agradable bajar a desayunar", confirman desde este hotel Relais & Châteaux. De la misma asociación son Orfila y Heritage, en Madrid, que usan un perfume "vegetal, transparente y moderno, sobre un bouquet generoso de azahar, jazmín y freesia. La estela de almizcles blancos revela una composición muy confortable. Transmite confianza y da personalidad".
Conscientes de la importancia de esto desde un punto de vista de márketing, La Residencia, A Belmond Hotel, Mallorca, ha diseñado su propia fragancia. Resultado del trabajo con Viti Vinci, una empresa local que se inspiraba en el entorno del hotel, busca transmitir la personalidad sincera y sofisticada de éste.
"Es importante crear una experiencia olfativa para crearnos un vínculo personal con un lugar a través del olfato. Estamos muy orgullosos y contentos de tener nuestra propia fragancia y de colaborar con una empresa local, joven y completamente sostenible", reconoce Thomas Moons, director general de La Residencia. Es como llevarse "un trocito del hotel a casa y ¿qué mejor manera de hacerlo que estar en tu propio hogar y oler La Residencia -así se llama también el perfume-?", se pregunta el directivo. Él mismo se contesta: "Se trata de un vínculo personal y emocional que crea recuerdos, deseos...". También el hotel impartirá junto a Viti Vinci un taller en el que los huéspedes podrán diseñar su propia fragancia. "Los maestros perfumistas enseñarán a los asistentes la manera en que la información es recibida y comunicada a través de las esencias, el proceso de formulación con una paleta de quince aromas y les ayudarán a crear su propio perfume", concluye Moons, que nos invita a disfrutar del aroma de las vacaciones.
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