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Productos básicos cederán sus referencias entre 2025 y 2026, como consecuencia de un exceso de oferta, lo que incidiría hasta en las tarifas de energéticos e insumos
Tras la disparada de la inflación en el mundo, como consecuencia de la pandemia, los precios de los productos y servicios han ido estabilizándose, pero no al ritmo que esperaban los analistas. Razones como el conflicto entre Rusia y Ucrania, o los de medio oriente, le ponen presión a las referencias, sobre todo de los alimentos y energéticos, pero de acuerdo con el Banco Mundial, esto se revertiría en los próximos dos años.
El informe de perspectivas de los mercados de productos básicos estimó que estos tendrán precios más bajos en 2025, llegando a las referencias más baratas de los últimos cinco años, en especial por el exceso en la oferta de petróleo. Los precios estarán sujetos a la evolución del conflicto en Medio Oriente.
“La buena noticia es que la economía mundial parece estar mucho mejor preparada que antes para hacer frente a una crisis petrolera importante (…) la caída de los precios de los productos básicos puede ser un complemento útil de la política monetaria para lograr que la inflación vuelva a los valores establecidos como meta”, dijo Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del grupo de perspectivas del Banco Mundial.
La perspectiva de la entidad prevé que en 2025 la oferta de la demanda supere el promedio diario de 1,2 millones de barriles, tope que solo se ha superado en dos ocasiones, una durante los cierres derivados por la pandemia hacia 2020, y la otra ocasión fue en 1998.
Esto llevaría a que, hacia 2026, los precios mundiales de los productos básicos caigan 10%, siendo los alimentos (9%), el grupo que más retrocedería en sus referencias. De hecho, se proyecta que solamente en 2025 haya una contracción de 4% en las tarifas.
“La caída de los precios de los productos básicos y la mejora de las condiciones de la oferta pueden servir como factor de amortiguación frente a las crisis geopolíticas (…) pero no lograrán aliviar las penurias que generarán los altos precios de los alimentos en los países en desarrollo, donde la inflación de esos precios duplica la de las economías avanzadas”, señaló Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial.
Aunque la reducción puede sonar beneficiosa, sobre todo para los consumidores, el informe señala que en general los precios se mantendrán por encima de lo que se registraba en 2019. Las tarifas de la energía también se desacelerarían, se prevé una caída entre 2% y 6%, lo que contribuiría a que la inflación ceda en varios países.
Los metales también tienen muestras de reducciones de precios, pero el oro, por ejemplo, que es una especie de “seguro” para los inversionistas, superaría sus referencias más de 20%, en comparación con las tarifas de 2023, y en los próximos dos años se mantendría casi 80% por encima de las referencias que se registraban antes de la pandemia.
En países como Colombia, los alimentos ya no son el grupo principal que jalona la inflación, pero sigue teniendo un significativo peso, además que hay cierta incertidumbre por las consecuencias del clima en las cosechas futuras.
El más reciente reporte de la Ocde sobre la inflación de los energéticos pone a Turquía como el país con las referencias más caras, al menos de la organización (71%), seguido por Colombia (13,7%) y Chile (13,3%). En contraste, Letonia (-13,4%), Reino Unido (-13,2%) y Suecia (-13,1%), son las naciones con las tarifas más bajas, y que incluso están cediendo en los precios.
Colombia se mantiene como uno de los países con la inflación más alta del último año, 5,8% según el más reciente reporte, superado por Turquía (49,4%).
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